En el marco del cumplimiento de los 15 años sin Defensor del Pueblo de la Nación, desde El Auditor.info y Fundación Éforo se realizaron una serie de entrevistas con distintos defensores de Argentina. Miriam Lewin es periodista y desde 2020 es la defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual. ¿De qué se ocupa la institución?

-¿Cómo surge y qué hace la Defensoría del Público de Servicio de Comunicación Audiovisual?

Es un nombre largo y complicado, pero tiene su relación con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que vino a reemplazar el régimen de la dictadura sobre medios. Una ley que se construyó de manera muy participativa con debates a lo largo y ancho del país. Con discusiones que se consolidaron en 21 puntos para una comunicación democrática y que incluían la creación de este organismo que no existía en la Argentina y que cubre todo el territorio nacional. Es autónomo y depende funcionalmente del Congreso de la Nación. La Defensoría recibe los reclamos de las audiencias, principalmente de radio y televisión, aunque ahora estamos debatiendo si no es necesario que en sus competencias se amplíen a los digitales. 

Miriam Lewin, Defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual #Entrevista

-¿Cómo funciona la institución?

Funciona por el lado de la pedagogía, de la creación de mesas de diálogos, de tender puentes. No tiene ninguna potestad sancionatoria. Si cualquier persona se siente ofendida, molesta, tiene alguna queja o demanda que hacer sobre lo que ve o escucha en radio y televisión, puede comunicarse con la Defensoría. El mecanismo es rápido, es fácil, es eficaz y la Defensoría inmediatamente analiza la pieza audiovisual, hace un análisis de su significado, después analiza si se vulneraron derechos, convenios internacionales, leyes nacionales. Luego organiza un escrito y un encuentro de posiciones en quienes vieron sus derechos vulnerados y el medio de comunicación. 

En general la predisposición de los medios de comunicación que son objeto de estos reclamos, es inmediata y la reacción es muy positiva. Un ejemplo reciente, que registró un pico de reclamos, fue una entrevista en vivo a una pareja perteneciente a una comunidad originaria. Se consideró por parte de las audiencias como estigmatizante y ridiculizante. Por eso, recibimos un récord histórico de reclamos. A la semana ya estábamos proporcionando una capacitación en cómo se tienen que cubrir adecuadamente estas temáticas con la productora del programa. 

A veces la gente nos dice que tendríamos que sancionar o multar. No, no estamos para eso. Hay otro organismo: el Ente Regulador de Comunicaciones (ENACOM) que interviene en una instancia posterior. Nosotros vamos por el lado de la reparación, de la réplica, de la capacitación y creo que nos funciona. Es una forma democrática de reparar vulneraciones de derechos que existen y a veces no por mala intención, sino que tienen su origen en la falta de conocimiento en profundidad de temáticas delicadas como puede ser, por ejemplo,  los consumos problemáticos, el suicidio o pueblos originarios.

- ¿Se conoce a la Defensoría del Público? ¿Cómo es el vínculo con la ciudadanía?

La Defensoría del Público tuvo un período de invisibilización y parálisis después del período fundacional conducido por la defensora legalmente electa, Cynthia Ottaviano. Primero de acefalía y después de intervención, de manera que al no estar presente en los medios de comunicación, al no brindar la cantidad que brindaba antes de capacitaciones, ni la cantidad de audiencias públicas que es una instancia federal de participación, una instancia muy democrática donde la Defensoría recorre el país y escucha lo que tienen para decir las audiencias de los medios de comunicación. Al no existir esto, la gente dejó de conocer a la Defensoría del Público y empezó a confundirla con la Defensoría del Pueblo, con el Ministerio Público de la Defensa.

El público se ha apropiado de la Defensoría como instrumento para hacer valer sus derechos.

Después de casi cuatro años de esta gestión que empezó en plena pandemia, podemos decir que el público se ha apropiado de la Defensoría como instrumento para hacer valer sus derechos. La Defensoría está a favor de la libertad de expresión: somos fanáticos y fanáticas de la libertad de expresión. Pero la libertad de expresión significa que en la plaza pública, en el ágora, todo el mundo tenga su voz, todo el mundo tenga derecho a expresarse, todo el mundo tenga derecho a ser escuchado su propuesta. No solamente quienes tienen acceso a un micrófono de una radio o a la cámara de un canal de televisión. De hecho, las audiencias hoy en día son productoras de contenidos, también en las redes sociales. Hay youtubers que tienen más audiencia o más reproducciones que un canal de televisión.

-¿En qué hechos necesita ser defendida la audiencia?

En la Defensoría recibimos todo tipo de reclamos y cada tipo de reclamo tiene su correlato en una línea de trabajo. Recibimos reclamos relativos a niñez y adolescencia, a cuestiones de género, a cuestiones de diversidad. Cada vez más las personas travesti-trans se apropian de la Defensoría para defender sus derechos. La temática ambiental también está presente como la trata de personas. 

Asimismo la cuestión de la falta de accesibilidad de los medios para personas con discapacidad, porque no se cumple el Artículo 66 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que está vigente y establece que tiene que haber subtítulos, audiodescripción, lenguaje sencillo. Es decir las personas que tienen cierta discapacidad visual, y no son necesariamente ciegos, y las personas que tienen unas disminuciones auditivas, y no son completamente sordas, y un enorme porcentaje de la población que se beneficia de esta accesibilidad que no está siendo respetada por distintos actores. 

Hay algunos medios chicos que dicen que les resultaría muy costoso contratar un equipo permanente de Intérpretes de Lengua de Señas, otros canales más grandes de mayor alcance y mayor potencia económica, dicen que ensucian la pantalla con el recuadro de lengua de señas y los subtítulos, o sea alegan cuestiones estéticas. Desde la Defensoría hemos implementado, además de esta línea de capacitación, un Observatorio de Accesibilidad integrado por personas de distintas organizaciones que trabajan en el tema y hemos colaborado en la accesibilidad del último debate presidencial en sus dos ediciones, por ejemplo.

-¿Que implica que desaparezca la Defensoría del Público?

La desaparición, la disolución o el cierre de la Defensoría del Público implicaría los reclamos de las audiencias que no tendrían por dónde canalizarse. Si se constituye un delito, vulneración de derechos o una discriminación podrían canalizarse la denuncia a través de la Justicia, pero recurrir a la Justicia es oneroso porque se necesita contratar un abogado, el proceso es largo y una reparación a la vulneración de un derecho que llega a los dos años, o a los dos años y medio de haber ocurrido, no constituye una reparación. Nosotros nunca nos tomamos dos años para responder, inmediatamente nos ponemos en movimiento y, en el caso de que la persona quiera eventualmente recurrir a la Justicia también puede hacerlo, pero la primera intención es el diálogo, la mediación, es acercar posiciones.

- 15 años sin Defensor del Pueblo, ¿qué significa para vos y cuál es la importancia de que ese puesto sigua estando vacante?

Cuando uno escucha 15 años no puede creer que un hecho de tanta gravedad institucional se perpetúe en el tiempo. Esa vacante a cargo de la Defensoría del Pueblo significa que muchísimos ciudadanos y ciudadanas, los habitantes de este suelo, porque incluso están habilitados migrantes a reclamar ante la Defensoría, no tengan adónde acudir para defender todo tipo de vulneración de derechos, discriminaciones, abusos de poder. La verdad es que uno podría decir: “bueno pero están los empleados y las empleadas que son personal capacitado profesional para asistir”, no es lo mismo. Hay una legitimidad que está ausente cuando no se designa defensor o defensora.