Durante la pandemia de COVID-19, el teletrabajo se convirtió en una herramienta esencial para mantener la continuidad de las operaciones en el sector público. Los gobiernos de distintos países implementaron una serie de medidas para facilitar el trabajo remoto, adaptando marcos normativos y proporcionando recursos tecnológicos.

El Tribunal de Cuentas de España publicó un informe de fiscalización operativa sobre el impacto del trabajo a distancia en la gestión de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), durante el periodo 2020-2022. Analizaron si el organismo tenía las condiciones para una adecuada prestación de servicios mediante teletrabajo, la repercusión económica de su implementación, si se llevó a cabo de manera eficaz y se garantizó la atención al contribuyente. En términos generales, consideraron que la implementación fue positiva. 

En tanto, la puesta en marcha del trabajo a distancia en Argentina durante la pandemia también fue favorable ya que permitió continuar con las actividades y no cortar los servicios.“La productividad era igual o incluso mejor que en el trabajo presencial”, sostiene Ana Castellani quien durante esos años se desempeñó como secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación.

Buena disponibilidad y alto rendimiento 

El Tribunal español consideró, en principio, que la AETE “implementó procedimientos adecuados de solicitud, autorización y evaluación del trabajo a distancia”, aunque con algunas debilidades.

Además, el informe aseguró que “no se observó ningún efecto derivado del teletrabajo en la consecución de los objetivos generales de la Agencia”, pero manifestó que los sistemas de evaluación que se utilizaron fueron insuficientes para valorar el desempeño individual de sus empleados. Entre las conclusiones del informe, el organismo de control valoró “positivamente” la implementación desde 2021 de un sistema de evaluación mensual de teletrabajo.

"Hubo rendimiento similar de los trabajadores desde sus casas en comparación con el trabajo presencial".

Además, en términos generales, el informe manifestó que los resultados de esas evaluaciones reflejaron un “alto índice de disponibilidad” y que "hubo rendimiento similar de los trabajadores desde sus casas en comparación con el trabajo presencial". 

Por otro lado, los auditores detectaron que entre 2019 y 2022, la AEAT redujo considerablemente los servicios de atención presencial a la ciudadanía, especialmente los prestados sin cita previa, pero “no se observó relación entre esta circunstancia y el trabajo a distancia”.

En relación a los gastos, el informe detalló que el costo del teletrabajo para la Agencia en el periodo auditado fue de 24,5 millones de euros, pero que “ese importe no corresponde a gastos derivados de manera directa y exclusiva del trabajo a distancia”, ya que incluye inversiones relacionadas con la renovación habitual de equipos. 

Con respecto al género, el informe aclaró que “los resultados de las encuestas realizadas al personal revelaron una valoración muy alta del teletrabajo desde la perspectiva de la conciliación” y que del examen de la distribución de género resultó que el número de mujeres con tareas desde el hogar fue un 15% más alto que el de hombres.

¿Qué sucede con el teletrabajo en el Estado argentino?

En Argentina, la regulación del teletrabajo en el sector público no se realizó por Ley, sino que se autorizó a través de un decreto durante la vigencia del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. Luego, en mayo de 2022, se restablecieron las modalidades previas a la pandemia ya que para modificar el régimen de trabajo en el sector público había que modificar los convenios colectivos de trabajo en paritarias. Para el sector privado, en cambio, se sancionó en 2020 la Ley 27.555 que incorpora derechos, obligaciones y regulación del teletrabajo.

"Los estudios que se realizaron sobre teletrabajo en el sector público mostraron que la carga laboral era mayor en mujeres que en hombres“.

En diálogo con El Auditor.info, la socióloga, investigadora Conicet y ex secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación entre 2019-2023, Ana Castellani, recordó que “más allá de la ausencia de paraguas normativo en varias dependencias públicas, se siguió implementando el régimen híbrido de días de trabajo remoto y días de trabajo presencial”.

En relación al cumplimiento de objetivos, Castellani aseguró que “durante la pandemia se corroboró en el sector público que la productividad era igual o incluso mejor que en el trabajo presencial”.

“Esto se debilitó durante la etapa en la que comenzaron las aperturas y el trabajo se hizo un poco presencial y otro remoto. Esa combinación dio una baja de productividad en varios casos”, detalló.

En esa línea, la ex Secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación explicó que "los problemas más grandes durante 2020 fueron los de conectividad, infraestructura adecuada y superposición con tareas de cuidados". 

También mencionó que “fue difícil el seguimiento de los equipos” y que durante el período 2021-2022 con la implementación de formatos híbridos “costó mucho la vuelta a la presencialidad y el teletrabajo bajó la productividad”.

Por último y en relación al género, tal cual explicó Castellani, “los estudios que se realizaron sobre teletrabajo en el sector público mostraron claramente que la carga laboral era mayor en mujeres que en hombres debido a la superposición de las tareas de cuidado y las laborales”. “Durante la pandemia esto era muy evidente porque la escolarización también era remota”, concluyó.