Presupuesto y rendición de cuentas
Todos los años, para mediados de septiembre, la presentación del proyecto de presupuesto de la administración nacional para el ejercicio financiero siguiente en la sede de la Cámara de Diputados de la Nación concita una gran atención por parte de los medios de comunicación. Esa atención se traslada más adelante al desarrollo del examen y debate en torno de la iniciativa del Poder Ejecutivo. En cambio, la remisión al Congreso por el Ministerio de Economía del documento que revela la aplicación, la utilización que se ha hecho de los recursos y autorizaciones para gastar previstos en el presupuesto es ignorada olímpicamente por esos mismos medios. Estoy aludiendo a la llamada “Cuenta de Inversión”, mencionada en el artículo 75, inciso 8, de la Constitución Nacional.
La Cuenta de Inversión es la exposición detallada de lo que el Poder Ejecutivo hizo con los recursos y autorizaciones que el Poder Legislativo puso a su disposición a través de la ley de presupuesto; esencialmente es una rendición de cuentas del Poder Ejecutivo a la sociedad vehiculizada a través del Poder Legislativo.
De acuerdo con la Ley Nº 24.156, la Cuenta de Inversión debe ser presentada al Congreso Nacional antes del 30 de junio del año siguiente al que ella corresponda.
La Constitución Nacional en su artículo 75, inciso 8, establece como atribución del Congreso aprobar o desechar la Cuenta de Inversión A su vez, el artículo 85 de la Ley Fundamental dispone que la Auditoría General de la Nación intervenga necesariamente en el trámite de aprobación o rechazo de la Cuenta de Inversión.
Es apropiado visualizar a la Cuenta de Inversión como un acto correspondiente a la obligación de los gobiernos de rendir cuentas de lo actuado. En efecto, mientras el Presupuesto General de la Nación expresa de manera económica, financiera y administrativa los objetivos que la política intenta realizar para satisfacer las demandas sociales, la Cuenta de Inversión reflejará el grado de cumplimiento de esos objetivos revelando al ojo fiscalizador los aciertos y desvíos del Ejecutivo en la administración de los recursos.
En el marco de un sistema democrático y republicano, el HONORABLE CONGRESO DE LA NACIÓN, en representación de los ciudadanos, analiza y decide sobre las políticas, objetivos, metas y recursos contenidos en el presupuesto. La Cuenta de Inversión debe reflejar lo efectivamente acontecido a partir de estas decisiones, brindar elementos informativos que permitan apreciar fielmente la concreción de esas propuestas y evaluar la evolución de la política económica y el impacto final de la gestión pública en la economía fiscal.
La Cuenta de Inversión resulta tan importante como el Presupuesto Nacional. Éste instala en el seno del HONORABLE CONGRESO NACIONAL la polémica acerca de la política de captación de ingresos y asignación de recursos, mientras que aquélla nos muestra los resultados concretos obtenidos y permite comparar y evaluar el impacto de las acciones de gobierno llevadas adelante.
Desde unos años atrás, a partir de la práctica de la delegación de facultades al Poder Ejecutivo, el control ex post de la gestión presupuestaria cobra una relevancia mayor justamente a medida que se desdibuja el rol del presupuesto como expresión e instrumento de las políticas de gobierno.
A pesar de significar un hecho distintivo de la división de poderes, la presentación y el examen de la Cuenta de Inversión pasan desapercibidos para el gran público y para los medios de comunicación. En cambio, sí se han incorporado al lenguaje cotidiano expresiones como “superpoderes” y “decretos de necesidad y urgencia”.
La rendición de cuentas se ha enraizado en la cultura democrática hasta convertirse en parte del núcleo duro de su esencia. En la democracia de estos tiempos, no se concibe el poder sin la obligación de responder por su ejercicio ni sin el derecho de los gobernados de evaluar el ejercicio de ese poder.
Los medios de comunicación tienen varias posibilidades de cumplir un papel de impacto positivo sobre la calidad institucional. Una de ellas consistiría en poner el foco de la investigación y el comentario sobre un tema de esencia republicana como lo es la “rendición de cuentas” y de esa forma poner al alcance de la gente el conocimiento de asuntos decisivos de política y gobierno, como lo son el sentido de la contribución pública, su distribución entre las finalidades del Estado y los resultados de la utilización de aquélla en términos concretos de mayor bienestar general.
Hugo Quintana