En mayo de este año, el Colegio de Auditores de la Auditoría General de la Nación (AGN) aprobó la implementación del Manual de Estilo y Lenguaje Llano con el objetivo de que todos los documentos que elabora la institución se presenten de manera uniforme.

El cuadernillo de uso interno es un instructivo que establece pautas tipográficas, ortográficas y léxicas, y brinda contenidos para que los contenidos del organismo se expresen de la manera más transparente y sencilla posible.

El manual, según se describe, está compuesto por las pautas de la Real Academia Española y las habituales en las editoriales argentinas, como así también por los postulados del Movimiento Internacional del Lenguaje Llano.

Entre las pautas de grafía, se contempla el uso de abreviaturas, bibliografías, fechas, cargos títulos, siglas y puntuación. En cuanto a la escritura, brinda algunas herramientas para simplificar la redacción y facilitar la lectura y comprensión, a través del ahorro de palabras y la utilización de términos simples.

Por otro lado, el manual recomienda no abusar de las iniciales mayúsculas, al considerar que la práctica proviene de los contratos y eso endurece visualmente el texto y obstaculiza el fluir de la lectura.

En ese sentido, aclara que todos los nombres de empresas, organismos, proyectos, programas y planes se deben escribir con mayúscula inicial. Lo mismo sucede con la palabra ley, cuando se mencione una normativa en particular.

Uno de los puntos destacados explica como redactar el objeto de la auditoría en los informes. Al dar por sabido que dará cuenta de lo que se trata el trabajo, los auditores recomiendan no utilizar verbos para su descripción, sino directamente mencionar el organismo auditado y el programa o política pública en cuestión.