La búsqueda de efectos inmediatos, incluso al precio de la descontextualización, es el motor que empuja esta forma rimbombante de tratamiento de la noticia, que apunta a una recepción emocional de parte del receptor, situación que desplaza a un segundo lugar la cuestión del entendimiento crítico respecto a aquello que se quiere comunicar.

La investigación presentada por Lanata agrega un elemento todavía más novedoso que es la farandulización de la noticia, cuyo efecto colateral provoca ni más ni menos que un jaque a la credibilidad. Debió saberlo el propio periodista, quien previo a la difusión de la primera parte de su investigación, buscó apoyo y difusión en el conductor de programas de chimentos, Jorge Rial. Pero la jugada no resultó de todo buena. El chimentero logró doblarle la apuesta, volvió a entrevistar a los testigos arrepentidos del caso: el inexplicable millonario o valijero Leonardo Fariña y el también financista Federico Elaskar, ex dueño de la firma SGI, pero estos lejos de confirmar lo que habían dicho frente al periodista político, se desdijeron e inventaron una teoría, por otro lado poco creíble, acerca de haberle dado a Lanata una ficción, ya que esto era lo que Lanata quería escuchar. He aquí el problema de la credibilidad.

Esta ida y vuelta mediática provocó el enojo de Lanata, quien acusó tanto a Rial como a sus testigos arrepentidos ahora de sus propias palabras, de haber cambiado sus discursos debido a presiones de parte del Gobierno e incluso de la SIDE. Nada de esto pudo ser comprobado, y los implicados, por su parte, lo negaron rotundamente. Rial lo hizo incluso en comunicación telefónica con el propio Lanata. Vos sos un showman además de un gran periodista, lo elogió Rial, y luego le aclaró: No me llamó nadie, a (Carlos) Zanini (secretario de Legal y Técnica) no le conozco ni la voz, que no te vendan carne podrida.

Frente a Rial, el propio Fariña, quien en diálogo con la Lanata había admitido su participación en las supuestas maniobras de lavado -a través de las cuales Báez y sus hijos Leandro y Martín habrían sacado dinero del país para crear firmas offshore con sede en Panamá y Belice-, pidió disculpas a Báez por su imputación. Un tipo de primera, de quien no tengo un carajo (sic) malo que decir, apuntó Fariña, el excéntrico marido de la modelo Karina Jelinek.

A fin de cuentas, las fuentes sobre las que Lanata estructuró su investigación periodística, que apuntaba al corazón del kirchnerismo: al empresario Lázaro Báez, amigo y socio del ex presidente Néstor Kirchner, a quien se lo acusa del delito de lavado de dinero, se pasearon durante una semana de un programa a otro negando lo que antes habían admitido con sorprendente soltura.

Después de tanta exposición, Fariña y Elaskar resultaron ser poca cosa, perejiles como se dice en la jerga; y le tocará a la Justicia investigar ahora las maniobras que tan felizmente dijeron haber hecho para facilitar la fuga de capitales hacía paraísos fiscales. Al parecer, una práctica frecuente entre el empresariado argentino. Ejemplo de ello es Fabián Rossi, esposo de la actriz Ileana Calabró, otro de los mediáticos que cayó en la volteada sindicado como un especialista en esto de lavar dinero.

Ahora, una cosa es la denuncia concreta y otra la farandulización de la noticia. Respecto a la denuncia sobre Báez, a quien los testigos imputan el hecho de haber sacado del país 55 millones de euros sin controles, deberá ser la Justicia la que continúe la investigación siguiendo los procesos pertinentes para acreditar o desacreditar aquello que se sostiene en la investigación periodística. Los partidos de oposición, rápidos de reflejos, ya se han presentado ante la Justicia con sus propias denuncias para que se investigue todo este entuerto mediático.

Mientras que el propio Báez brindó una conferencia de prensa, que fue más bien un monólogo, en el que dijo estar a disposición de la Justicia. Y, a través de un comunicado, catalogó la acusación en su contra como Campaña difamatoria y rechazó las acusaciones promovidas sobre la base de la edición de versiones que brindaron personas de dudosa credibilidad y de documentación de la cual se desconoce su autenticidad y procedencia. También manifestó que se presentará ante la autoridad judicial correspondiente para brindar todas las explicaciones necesarias que pondrán en evidencia la malicia de estas tendenciosas imputaciones. Luego avisó que accionará legalmente contra los responsables de esta supuesta campaña.

Báez leyó su descargo casi sin mirar a los periodistas. Yo no soy un hombre mediático, sino una persona de trabajo, se excusó el empresario kirchenrista. Todavía no había sido emitida la segunda parte de la investigación del programa Periodismo para Todos, en la que Lanata se encargó de evidenciar la relación entre Báez y Néstor Kirchner, socios en al menos un negocio inmobiliario a través de la empresa Austral Construcciones S.A. que, dicho sea de paso, figuraba ya en la declaración jurada ante la Afip de la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Es decir, ya tenía estado público.

La Cámara Federal resolvió finalmente que la denuncia contra el empresario santacruceño quedara en manos del juzgado federal número 7, a cargo del juez Santiago Casanello, quien deberá determinar si le compete la causa o si le corresponde al fuero penal económico. Por su parte, la Unidad de Información Financiera (UIF) comunicó que ya se estaba investigando a Fariña, al menos desde su irrupción mediática, y que envió el Ministerio Público Fiscal esas las investigaciones que venía realizando en un alto grado de avance.

Por su parte, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), creada por la procuradora Alejandra Gils Carbó, solicitó a la Bolsa de Comercio que informe sobre los movimientos de las actividades financieras vinculadas a Elaskar, a través de las firmas SGI Bursátil Sociedad de Bolsa, SGI Inversiones y Participaciones, entre otras. En este punto, resulta bastante curioso que, a pesar de que la causa radicada en el juzgado de Casanello fue caratulada como Báez Lázaro y otro s/ encubrimiento y asociación ilícita, el fiscal Ramiro González no mencione entre los sospechosos al propio Báez. Por ahora, solo queda esperar el avance de la investigación judicial para determinar si la denuncia presentada por Lanata tiene o no asidero o sí, como sugieren los interlocutores del Gobierno, en el mejor de los casos se trató de una campaña mediática, mezcla de noticia y de farandulización, cuyo objetivo fue percutir sobre la opinión pública.  

*Sociólogo y periodista