Junto a la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina (UCA), la Fundación Cigob organizó la jornada Conversatorio: Capacidades Estatales para enfrentar un entorno de complejidad. Del encuentro participaron Gustavo Grobocopatel, Presidente del Grupo Los Grobo; Mario Riorda, experto en comunicación política; Fernando Polack, médico y director de la Fundación INFANT y Gabriela Azar, especialista en Educación, entre otros.

Durante su exposición, Mario Riorda aseguró que todavía la opacidad y el secretismo dominan en los gobiernos, pero de a poco se van abriendo parcialmente. La actividad propagandística es legitimadora y necesaria, pero debe ir mutando en proporciones dignas e incorporar a la comunicación como un servicio, analizó.

Uno de los problemas más importantes de los gobiernos es entender que ha cambiado el modo de consumir contenido por parte de los ciudadanos, explicó Riorda y sugirió pensar convergentemente la acción de comunicación gubernamental.

En ese sentido, el ex Decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Córdoba, ratificó que para generar una mayor y mejor información para la ciudadanía lo fundamental es establecer un único mensaje a través de múltiples canales y diferentes formatos. Para eso, Riorda sostuvo que hay que salir de una concepción totalmente analógica para pasar a una concepción digital.

Las bases de datos en Latinoamérica son, en general, de una época analógica, analizó el Consultor político y argumentó: Están compuestas con documentos de identidad y números de teléfono, cuando en realidad para producir acciones convergentes tenemos que tener una base de datos digital.

En este punto llega la polémica. Además de reconocer que enriquecer las bases de datos actuales lleva tiempo y es muy costoso, Riorda también remarcó que se juega con el dilema de la identidad y el manejo de datos de las personas. Independientemente de las cuestiones legales es una oportunidad, en términos de convergencia, de aumentar la capacidad informativa del gobierno hacia los ciudadanos.

Por último, el especialista recordó que el gobierno abierto va más allá de la idea de aportar datos. Cualquier práctica que aumente las capacidades de fiscalización por parte de los ciudadanos hacia los gobiernos es infinita en términos de potencialidades, concluyó.