El resultado que arrojaron las PASO, poco contemplado en la marea de datos arrojados por los encuestadores, bajó varios copetes y dejó en evidencia que buena parte de las previsiones estuvieron bastante lejos de la realidad. Es cierto que los encuestadores asumen un determinado margen de error, tanto como que los números previos suelen acompañar más o menos al cliente. El resto será explicar qué falló, qué incidente inclinó la balanza a último momento, cuánto influyó eso que se dio a conocer la última semana, como por ejemplo ahora podría ser el caso de Juan Cabandié, el candidato a diputado del Frente para la Victoria en la CABA, o incluso la salud de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que al parecer habría ablandado algunos corazones y levantado por empatía, se argumenta-, los números del FPV a nivel nacional.

A una semana de las PASO de agosto, los encuestadores le otorgaban al FPV un triunfo contundente en todo el país, algo que si bien sucedió de ninguna manera tuvo esa contundencia. También preveían que el oficialismo mejoraría su situación en la Cámara de Diputados y que conservaría sus bancas en el Senado. Y además veían que con la proximidad de la fecha el candidato a diputado del FPV Martín Insaurralde le recortaba distancias a Sergio Massa, del Frente Renovador. Incluso no faltaron los avezados que hablaron de empate técnico. Estuvieron también los que daban al PRO como principal fuerza en la CABA, casi sin imaginar la tremenda elección que finalmente hicieron juntos los sublemas de UNEN, que ahora lideran el candidato a senador Pino Solanas y la candidata a diputada Elisa Carrió.

Las coincidencias entre los encuestadores pasaban más que nada por admitir la dificultad que el oficialismo podía acarrear en las llamadas elecciones de medio término, algo que dicho sea paso- tenía como indicador un dato insoslayable: la derrota de Néstor Kirchner en 2009 frente a Francisco De Narváez en la provincia de Buenos Aires; e incluso la experiencias de otros países en las que las elecciones legislativas son tomadas como una suerte de control que no perdura en iguales magnitudes cuando la elección implica directamente al poder ejecutivo, donde el voto se polariza significativamente.

Sin embargo, los resultados que arrojaron las PASO de agosto pasado y el particular momento que atraviesa la principal fuerza política del país bien pueden cambiar el desarrollo de las legislativas del domingo. No por nada los candidatos de las PASO utilizaron estos meses ya ni siquiera para mejorar las escasas propuestas de unas campañas gobernadas por el marketing político sino para apuntalar sus proyecciones y ambiciones presidenciales. Los números a la baja del kirchnerismo bien pueden comenzar a hablar de un fin de ciclo político, algo que probablemente pueda comenzar a corroborarse a partir del próximo lunes. Eso, por supuesto, si el electorado no se muestra otra vez escurridizo a la lógica de los encuestadores.

Tras la flojera de las PASO, esta vez no se han dado a conocer la caterva de datos de la mayoría de los encuestadores. Algo que en principio resulta saludable. El foco se ha corrido y ya no se busca alumbrar al electorado con posibles tendencias. La cuestión más bien parece fijarse en si se repetirán o no los comportamientos de agosto, tal como intentó demostrar hace ya casi un mes atrás una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEdOP) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, que arrojó que el 72,4 por ciento de quienes votaron en la PASO de la CABA y el 68 por ciento de quienes lo hicieron en el conurbano bonaerense repetirían este fin de semana los votos de agosto. Los más fieles, tomando como caso los datos de la CABA, serían los votantes del FPV (92,3), seguidos por los del PRO (80,2) y por el FIT (76,5). En este punto, la mayor incertidumbre pasa por saber qué harán los votantes de los sublemas de UNEN que no votaron por la fórmula ganadora de agosto: Solanas-Carrió.  

En la provincia de Buenos Aires, siempre según los datos del CEdOP, el 78,1 por ciento de los votantes de Insaurralde volverán a votarlo, lo mismo harán el 71,6 por ciento de quienes optaron por Massa. Mucho más difusa es la situación de las otras fuerzas, como el Frente Progresista, de Ricardo Alfonsín y Margarita Stolbizer, y los seguidores de Unión por la Libertad y el Trabajo de Francisco de Narváez, ya que cerca del 35 por ciento de sus votantes de agosto podrían cambiar de opción.

En el universo de los encuestadores, se sabe, no se publican los resultados demasiado adversos para sus clientes. Y en este sentido llama la atención que a menos de una semana para las elecciones de octubre trascendieran tan pocas encuestas. Se sabe del poder de persuasión que pueden tener en el electorado, sin embargo incluso los propios interesados discuten si ese poder es tal o acaso resulta sensiblemente menor. 

Tal podría ser el caso de Managment & Fit la encuestadora que, según publica el diario Clarín, 18/10/13), adelantó los resultados de las PASO-. Para esta consultora Massa se aproxima a un triunfo amplio. Casi sin precedentes mientras que Insaurralde se aproxima a una derrota digna. La base para tales afirmaciones es una encuesta realizada en la provincia de Buenos Aires en la que el Frente Renovador, aseguran, trepará por encima del 40 por ciento y el candidato K podría mejorar sus números de las PASO y superar incluso el 32 por ciento obtenido en 2009 por el binomio Kirchner-Scioli.

Otro dato alentador para Insaurralde, sería el recorte de más de tres puntos de la diferencia con Massa. En las PASO, Massa cosechó 34,9 por ciento de los votos e Insaurralde el 29,6. En estas mediciones Stolbizer conseguiría el tercer lugar, con un 12,9 por ciento, y relegado de Narváez pelearía por el cuarto puesto contra el FIT, que en provincia lleva como candidato a Néstor Pitrola, del Partido Obrero.

La mejora en los números de Insaurralde respondería en principio a dos cuestiones: en estos meses desplegó su propio perfil y se acercó notoriamente a Scioli, a quien muchos oficialistas ya imaginan como el principal candidato del FPV para las presidenciales de 2015, y cuyo nivel de aprobación trepa por arriba del 53 por ciento.

En la CABA habrá que ver cómo juega el escándalo de Cambandié en la lucha de Daniel Filmus (mide 22 por ciento) por una banca en el senado ante Solanas (UNEN, mide 24,8), en una elección que tiene como ganadora a priori a Gabriela Michetti (PRO, con 32,7). Respecto a la elección de diputados, Sergio Bergman (PRO) peleará por el primer lugar con Carrió (UNEN); a pocos días de las elecciones se habla de un empate técnico entre ambos candidatos (con proyecciones de un 33 por ciento), que estarían al menos diez puntos por encima de Cabandié (23).

Un dato relevante es el impacto positivo para el oficialismo que significó el estado de salud de la presidenta, ya que luego de la operación se observó una importante baja en el nivel de desaprobación sobre el rumbo político y económico de su gestión, que había rozado según Managment & Fit el 57 por ciento y ahora estaría en el 46,5; aunque en provincias que le son hostiles sigue por arriba del 50 por ciento: Córdoba (58,7), Santa Fe (54,6) y CABA (53,7).

Este fin de semana se acabarán las especulaciones. Las elecciones de medio término habrán concluido y cederán el paso a las lecturas políticas que arrojen los números. No serán unas elecciones más, habrá cosas muy importantes en juego. Con los resultados puestos asomarán de alguna manera u otra los candidatos para las elecciones presidenciales de 2015. Los ojos estarán puestos en Scioli, el chaqueño Capitanich y el entrerriano Urribarri, por el lado del oficalismo; Massa, Mauricio Macri, el cordobés De la Sota y el santafesino Binner, entre los opositores. Será cuestión de esperar.

*Sociólogo y periodista.