La Fundación Compromiso y Transparencia (FTC) publicó un informe que denuncia la opacidad de los dos principales partidos políticos españoles: el PSOE y el PP. En el sondeo que elaboró la ONG, el Partido Socialista Obrero Español obtuvo 11 puntos mientras que el Partido Popular, del que forma parte el presidente Mariano Rajoy, logró apenas 8, constituyéndose así en dos de los más opacos.

Ante una sociedad que le reclama a las elites políticas y económicas que rindan sus cuentas, Javier Martín Cavanna, director de la FCT, remarcó que la falta de transparencia de los partidos constituye uno de los factores centrales de la crisis de representación política que atraviesa en este momento España. En un intercambio de mails con Gestionpublica.info, Cavanna dejó en claro que si no hay transparencia, la credibilidad en las instituciones se daña y la ciudadanía busca nuevas formas de expresar su participación. 

¿Cuáles son las principales conclusiones del informe Transparencia en la Web de los Partidos Políticos?

Los partidos y fundaciones políticas constituyen una de las instituciones más opacas en nuestra sociedad. No pueden existir atenuantes para justificar la opacidad generalizada de los partidos y sus fundaciones cuando las condiciones para impulsar la transparencia y la rendición de cuentas nunca han sido tan accesibles gracias a las posibilidades que ofrece la red. Si los partidos políticos quieren rendir cuentas de sus actuaciones a los ciudadanos, una exigencia que debería formar parte de su ADN, sólo tienen que proporcionar la información a través de su web. Y si quieren evitar la acusación de financiación ilegal, sólo tienen que publicar y auditar sus cuentas. Además, para justificar el apoyo que reciben de la sociedad, solo deben hacer público el número exacto de sus afiliados y donantes. Si los dirigentes de los partidos políticos quieren defender su integridad ante las denuncias de cohecho y falsedad, tendrían que asumir las responsabilidades de cualquier administrador y aplicar las prácticas y controles que ya existen en muchas corporaciones.

¿Cómo evalúa a España en materia de transparencia y buen gobierno en relación al resto de los países de Europa?

Estamos por debajo de Inglaterra y, sobre todo, de los países escandinavos y centroeuropeos. Tenemos valores similares a Francia, Portugal o Bélgica y nos ubicamos por encima de Italia y Grecia.

¿Cuáles son los criterios que utiliza la FTC para construir los rankings sobre transparencia?

Utilizamos dos tipos de criterios: sustantivos y formales. Los sustantivos hacen referencia a las cuestiones relacionadas con los contenidos de información, que varían en función de la muestra de instituciones analizadas, y los formales se refieren a la presentación de la información en la web: visibilidad, accesibilidad, integridad y actualidad.

¿Puede pensarse a la falta de transparencia de los partidos como uno de los factores centrales de la crisis de representación política?

Sin duda. La transparencia es uno de los principales elementos para generar confianza. Si no hay transparencia la credibilidad en las instituciones se daña y la ciudadanía busca nuevas formas de expresar su participación.

¿De qué modo se vio modificada la percepción ciudadana acerca de la transparencia luego de las grandes protestas de 2011?

Las protestas de 2011 obedecen a una multitud de causas, pero el detonante principal son los efectos de una crisis económica con un componente muy alto de riesgo moral, es decir, la percepción de que las consecuencias económicas de la crisis no las están pagando los principales responsables  (políticos y banqueros irresponsables), sino la clase media. Todo eso genera una desconfianza general ante un sistema dominado por unas élites políticas y económicas que se protegen mutuamente ocultando sus pecados. Si a eso unimos el potencial enorme que ofrecen las redes como nuevos canales para hacer llegar la voz de los que no la tienen y movilizar a los descontentos, ya tenemos el caldo de cultivo del movimiento de los indignados.

A partir de la consolidación del movimiento indignado, muchos analistas consideran que hubo un quiebre en el modo en que la ciudadanía comenzó a preocuparse por los asuntos de gobierno. ¿Cuál es su lectura al respecto?

El movimiento de los indignados fracasó inicialmente, porque fue incapaz de articular una propuesta política coherente y eficaz y sus ideas se ahogaron en un lamento estéril. Tuvimos que esperar a las elecciones europeas de este verano para poder ver una propuesta política en la nueva marca del partido Podemos, que sorprendió a todos los analistas captando un millón y medio de votos. El perfil del votante de Podemos es muy heterogéneo, es un partido que se sitúa a la izquierda, pero que ha conseguido captar el interés de un porcentaje significativo de la derecha. Se puede decir que es el partido que mejor ha sabido rentabilizar el descontento porque se ha presentado como una alternativa a los partidos tradicionales, estructuras elitistas y burocráticas. En realidad Podemos no tiene ninguna propuesta que vaya más allá de la crítica a la situación actual; es posible que a corto plazo ese le proporcione algunos réditos, pero a largo plazo terminará absorbido por el resto o desintegrado en distintas facciones.

Muchas veces repercute más en la opinión pública la falta de transparencia gubernamental que la falta de transparencia de las fundaciones (en España tuvieron el caso de la fundación Noos) o de las corporaciones financieras. ¿A qué lo atribuye?

La falta de transparencia del sector público tiene más impacto porque de alguna manera gestiona nuestros impuestos y tiene una obligación de rendición de cuentas mayor a la sociedad. En el caso de las fundaciones la exigencia de transparencia es muy similar al sector público, pues se trata de instituciones que, al menos en España, disfrutan de exenciones fiscales y captan donativos de muchas personas. Esos privilegios tienen como contrapartida la obligación de rendir cuentas a la sociedad de sus actividades. En el caso de las empresas la obligación de transparencia admite distintos niveles de exigencia. No es lo mismo una empresa familiar en la que el capital está en manos mayoritariamente de los miembros de la familia que la de una empresa que cotiza en Bolsa y tiene su capital muy disperso. Como es natural, la exigencia de transparencia es mucho mayor en las empresas que cotizan, pues deben rendir cuentas al mercado y si no lo hacen este les penalizará.