Lectura ineludible para estudiosos de distintas áreas, que parten de ella para discutirla o para profundizar sus intuiciones, despliega hipótesis de una vigencia sorprendente para identificar los grandes temas de la sociología de la cárcel y para revisar la función del castigo en la era actual de encarcelamiento masivo.

Durante tres años, Gresham Sykes visitó una cárcel de máxima seguridad en el estado de Nueva Jersey, construyendo vínculos de confianza con las autoridades, los custodios y los prisioneros. Le interesaba conocer desde adentro el funcionamiento de un sistema totalitario. Atento a las complejas interacciones entre unos y otros, y a las jerarquías de la jerga carcelaria (los comerciantes que se aprovechan de sus compañeros a través de la violencia o el contrabando; los lobos o depredadores sexuales; las ratas que traicionan a sus pares para ponerse del lado de los guardias; los hombres verdaderos, respetados por todos porque contienen el conflicto con los directivos y construyen cohesión entre los reclusos), Sykes devela la magnitud de los daños que entraña el encierro y, como consecuencia, la inestabilidad y la fragilidad del orden carcelario. Así, demuestra cuán poroso y precario es ese supuesto poder total de la autoridad, y hasta qué punto su legitimidad no puede sostenerse en la pura coerción sino más bien en las relaciones informales, hechas de pequeños permisos y recompensas, entre los guardias y los prisioneros.

La presente edición de este clásico de la criminología moderna, por primera vez a disposición de los lectores hispanohablantes, cuenta con un prólogo de Máximo Sozzo y una introducción de Bruce Western, especialistas en sociología del delito, que restituyen el contexto y las claves de lectura de una obra que sigue alimentando el debate sobre la cárcel. E incluye además un epílogo del autor, quien traza un balance sincero y esclarecedor de su trabajo considerando el preocupante giro punitivo de las sociedades contemporáneas.

*Sobre el autor:

Es el mayor exponente de la renovación criminológica en los Estados Unidos. Nacido en Plainfeld, Nueva Jersey, en 1922, pospuso una promisoria carrera en Princeton para combatir en la Segunda Guerra Mundial luego de Pearl Harbor. Retomó sus estudios en 1948 y se doctoró en Sociología en 1952. A la par de su carrera docente y como artista plástico, comenzó a publicar estudios decisivos como La sociedad de los cautivos y El delito y la sociedad. En colaboración con David Matza, sentó las bases de la teoría de la deriva (o de la neutralización), que derriba los supuestos acerca de la existencia de delincuentes por naturaleza y contempla el contexto de las infracciones, su pretendida justificación y la relativización de las normas sociales. Su enorme influencia en la renovación de las ciencias sociales y humanas le valió importantes cargos en la Asociación Sociológica Estadounidense y en programas universitarios sobre justicia, sociedad y delito. Además, realizó una notable tarea de divulgación. Murió en 2010.