Las cartas sobre la mesa
Por Facundo Martínez*. El diario Clarín dio a conocer un informe que maneja el Gobierno en forma reservada donde los principales ministros señalan que la economía comienza a crecer luego de un año de clara recesión.
El texto, según se informó, constaría de unas 35 páginas pletóricas de buenas noticias y de alguna forma sostiene el discurso que, en un año electoral, el Gobierno ha comenzado a esbozar desde las diferentes carteras. El documento asegura que en diciembre se registró un alza del 0,9 por ciento en la economía y se proyecta un crecimiento para este 2017 en el orden de los 4 puntos.
Más allá de la curiosidad que puede despertar que las buenas noticias del Gobierno circulen de forma reservada, sobre todo después de un primer año de gestión que estuvo muy por debajo de las expectativas e incluso en algunos rubros superó los peores pronósticos esbozados por la oposición. El informe que circula entre los funcionarios macristas se sostiene sobre seis ejes, que al parecer despiertan cierto entusiasmo en la cartera de ministros. Para el titular del área de producción, Francisco Cabrera, el país estaría en condiciones de crecer entre un 3,5 y un 5 por ciento este año; el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, considera que el país está saliendo de la recesión, y el flamante ministro de hacienda y finanzas, Nicolás Dujovne, señaló que comienzan a verse las estadísticas los frutos de la normalización.
El trabajo difundido se titula "Monitor de la economía real" y es acompañado por el subtítulo: "Evolución de los principales indicadores de la actividad económica". Allí se presentan seis ejes que permitirían sostener la mirada optimista que el Gobierno tiene sobre su primer año de gestión y las perspectivas que tiene para este segundo año, donde se jugará buena parte de su prestigio frente al electorado en las elecciones de medio término.
En el primero de esos ejes, se destaca el aumento del 69 por ciento de la producción de maquinaria agrícola, el 1,3 por ciento en los despachos de cemento, el 93 por ciento de aumento en la inversión extranjera directa y un 3 por ciento en las importaciones de bienes de capital. El segundo eje tiene foco en el agro, y señala que el campo impulsará la economía a través de la producción y el ingreso de divisas. El tercero está ligado a la recuperación de Brasil y la demanda que el país vecino tiene sobre la industria automotriz argentina que en diciembre habría aumentado un 27 por ciento; esta demanda también alcanza rubros como alimentos y bebidas y productos químicos, aunque los indicadores en estas actividades son sensiblemente más bajos, 3,9 por ciento para el primer caso, 0,4 por ciento para el segundo. El cuarto eje señala una mejora en el consumo que mostraría signos de recuperación, aunque se advierte que se trata de una recuperación lenta, demorada. El indicador más fuerte es el patentamiento de motos que creció un 35 por ciento con respecto a diciembre de 2015 y las compras realizadas a través del programa Ahora 12. Eso sí, también señala el informe una caída de las ventas en los supermercados del 10 por ciento. El quinto eje se basa en el blanqueo exitoso de capitales, que repercutirá positivamente en la recaudación, que produjo un aumento del 90 por ciento en la recaudación del impuesto a los Bienes Personales. Y el sexto y principal eje es el mencionado al comienzo de este artículo: el crecimiento de la actividad económica en el último trimestre.
Está clara la estrategia del Gobierno para este 2017. Comunicar los índices de crecimiento a la espera de volver a generar buenas expectativas en el electorado, que viene de atravesar un año económicamente difícil, con pérdidas en el poder adquisitivo del salario, producto de los tarifazos, una inflación galopante, despidos y suspensiones en casi todas las ramas de la industria, que han repercutido negativamente en el derrumbe del consumo minorista y la construcción, lo que afecta seriamente la recaudación de impuestos.
Si la baja del consumo preocupa al Gobierno en este año electoral, la presentación del economista Javier González Fraga como flamante presidente del Banco Nación, no pareciera estar en la misma sintonía reparadora. No sirve armar una protección tan grande del trabajador que finalmente haga que no sea rentable la explotación económica. Eso a la larga condiciona el crecimiento de la economía. Hay que plantear con toda claridad cuáles son las necesidades del empleador, advirtió el funcionario, que además considera que cualquier estímulo al consumo genera inflación.
Contrariamente a algunos de los indicadores que sostienen el optimismo del macrismo, trascendió un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) que sostiene que en diciembre de 2016 se registraron más de 5000 despidos y suspensiones en el sector privado, el 84 por ciento de los cuales pertenece al sector industrial. A ellos se les suman los 1800 despidos que el Gobierno impulsó sobre los trabajadores estatales. Todo a pesar del supuesto compromiso de las empresas anunciado por el ministro Triaca de no despedir trabajadores hasta marzo.
Los número del informe del CEPA son contundentes: en el acumulado anual, por ejemplo, la construcción registró 60.626 despedidos; la rama metalúrgica registró 16.981 despedidos y suspendidos; la rama textil, golpeada por la caída del consumo interno y la apertura de las importaciones registró 3.345 despidos y 11.720 suspensiones; el sector automotriz contabiliza 9.160 bajas entre las grandes empresas del rubro y otros 1.514 trabajadores despedidos y suspendidos en autopartistas y 1.994 suspensiones más en el sector neumático; en electrónica y electrodomésticos, la cifra entre despidos y suspensiones alcanza los 7.793; la alimentación acumula en el mismo rubro 7.402 trabajadores, una cifra similar a los 7,497 registrados en la industria petrolera.
Para colmo, en el medio de estos conflictos laborales por despidos y suspensiones, el ministro Triaca, y el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, se reunieron la semana pasada con el triunvirato de la CGT Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña para comenzar a analizar la flexibilización laboral que impulsa el Gobierno, que tiene como ejes la reducción de las contribuciones patronales, el incentivo con reducción impositiva del empleo joven y un nuevo régimen para las aseguradoras de riesgo de trabajo (ART). Los funcionarios se mostraron optimistas tras el encuentro. Los sindicalistas fueron más cautelosos: Vinimos a escuchar y a plantear el tema de los despidos, sostuvo Schmid. Las partes volverán a reunirse esta semana. El 2017 es un año político y las cartas comienzan a ponerse sobre la mesa.
*Sociólogo y periodista.