Durante la jornada Ciudad Auditada que se realizó en la Casa de la Cultura del Municipio de Quilmes, Pedro Fernández, integrante del Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires, remarcó en su exposición que el control público nunca fue una política de Estado para ningún gobierno y que todavía cuesta entender que debemos ser más preventivos que sancionatorios.

Si esto fuese una gran aeronave y el comisario de abordo nos avisa que vamos a volar pero que no se hicieron los chequeos previos, creo que todos estaríamos haciendo cola para bajarnos, comenzó Fernández y agregó que cuando votamos a un gobierno nos dicen cuál es el plan, cuáles son las metas, cuáles son los objetivos pero del control nadie habla.

Cuando ingresé al Tribunal me explicaron cómo era someramente el trabajo, nadie me dijo cuál era el resultado ni que el ciudadano era el beneficiario del control público. Tenía dos columnas y mi trabajo era chequear que los números de una fuesen similares a los de la otra, describió Pedro Fernández.

Según dijo, afortunadamente pasaron los años y algo se avanzó. Desde un principio me explicaron cómo ser franco tirador y disparar a quienes se equivocaban. Éramos un organismo sancionador. Con el tiempo nos especializamos y nos capacitamos gracias a la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC).

Todavía cuesta entender que debemos ser más preventivos que sancionatorios, cuestionó el integrante del Tribunal de cuentas y explicó: Yo pongo como ejemplo a los viejos radares que se encontraban en las rutas que estaban ocultos y la policía con ellos. Si el automovilista venía con exceso de velocidad se lo frenaba y se lo sancionaba con el objetivo de recaudar dinero. Hoy los radares no están escondidos y hasta se les avisa con antelación a los automovilistas. Con el control empezó a pasar lo mismo, ya no está silenciado esperando el error del que gestiona, sino que se pone a su lado intentando ayudarlo para evitar que se equivoque y como última instancia aplica la sanción.

Para Fernández, en Buenos Aires estamos en una instancia donde el control tiene más contacto con el controlado y con la ciudadanía, aunque estamos muy lejos todavía. Lo que le falta al control público es la compatibilidad entre la gestión por resultados y el control por resultados. Es decir, está bien controlar si se compraron los radares y funcionaron pero luego también debería controlarse si bajaron la cantidad de muertes en las rutas y si no es así, hay algo que se está haciendo mal, remarcó.

A modo de reflexión final, Pedro Fernández señaló que el control público nunca fue una política de Estado para ningún gobierno, nunca interesó trabajar en su fortalecimiento. Y desde el control nunca hubo voluntad de ocupar un rol protagónico dentro de las funciones del Estado. Controlamos poco y mal y creo que deberíamos controlar menos y mejor porque eso implica cuadriplicar el presupuesto y el personal. Hay que ir a buscar dónde están los desvíos y poner todo el esfuerzo en ese lugar, concluyó.