En los hospitales porteños, los dentistas compran desde equipos hasta las sillas
Tras investigar los servicios odontológicos en los centros públicos de salud, la Auditoría de la Ciudad detectó que los profesionales aportan estufas, computadoras, impresoras, muebles y hasta herramientas de trabajo que están deterioradas o fueron robadas.
Los profesionales de los servicios odontológicos de los hospitales públicos porteños aportan de su propio bolsillo para reponer herramientas de trabajo y otros elementos que no funcionan por deterioro o que directamente faltan porque fueron robados.
El dato se desprende de un informe aprobado el año pasado por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), que analizó la atención en ocho de los 13 hospitales de agudos de la Capital durante el período 2015.
Esa investigación reveló que en el Hospital Tornú, por ejemplo, “el equipo de rayos de pie se encuentra obsoleto”, y que “el servicio posee un localizador apical portátil, dos localizadores y tres banquetas adquiridas por el personal profesional del sector”.
Otro tanto ocurre en el Hospital Durand, donde, según el relevamiento, “hay cuatro estufas eléctricas y un ventilador de pie” que fueron compradas por los trabajadores. En el Piñeiro, el jefe del servicio tuvo que conseguir “una computadora, una impresora, un mueble armario biblioteca, dos sillas fijas, una silla de escritorio rodante y el escritorio de su oficina”, además de un aire acondicionado frío-calor.
En el Hospital Piñeiro hacía dos años que no funcionaba el equipo de radiografías panorámicas.
Igualmente, el jefe no fue el único que debió comprar cosas: “La mesa para computadora ubicada en Recepción de Cirugía, la computadora que se encuentra en ese mismo sector y el escritorio del Consultorio de la Sección Ortodoncia, se incorporaron por adquisiciones de los profesionales del servicio”. completó la Auditoría.
En cuanto a las herramientas que sí están, al momento del informe hacía dos años que no funcionaba el equipo de radiografías panorámicas del Hospital Piñero, por lo que el servicio odontológico tenía que usar el tomógrafo del propio centro de salud.
En el Vélez Sarsfield, en tanto, dos de los tres suctores de saliva del servicio no andaban y, en el Rivadavia, “el equipo de rayos de pie se encuentra obsoleto”, dijeron los técnicos.
Los edificios
Más allá de las herramientas de trabajo, la Auditoría relevó el estado edilicio de los centros de salud y encontró que, para noviembre de 2017 “aún no se había recibido respuesta al reclamo efectuado” un año antes por el jefe del servicio del Hospital Rivadavia, por “rajaduras de techo y paredes de cierta importancia”.
Cuatro centros de salud no tienen calefacción ni aires acondicionados en sus salas de espera.
También se advirtió el “deterioro en las paredes” del servicio del Hospital Tornú donde, incluso, hubo dos reclamos porque “las rajaduras no permitían cerrar una puerta plomada de la sala de rayos”.
Si bien en el Zubizarreta no se elevaron notas de reclamo, los auditores notaron “deterioros en paredes, pisos y techos”.
Para completar el cuadro, el organismo de control observó que cuatro de los ocho centros de salud analizados no tenían calefacción en las salas de espera de sus servicios odontológicos (Argerich, Durand, Piñero y Rivadavia). Y esa lista, con el agregado del Hospital Penna, tampoco contaban con aires acondicionados.
El robo
Con respecto a las prestaciones, la AGCBA apuntó que, por lo menos hasta mayo de 2017, no se había repuesto el instrumental robado en 2014 (turbina y mocromotores) del Durand, y por eso algunas atenciones directamente no se podían brindar, como endodoncia y diversas cirugías.
El servicio del Zubizarreta, por su parte, tiene solo una asistente y no hay secretaria administrativa, “lo que implica una recarga para los odontólogos y, por ende, una reducción de la cantidad de turnos por demanda espontánea” diaria de siete a cuatro por profesional. “No se puede sostener todo el trabajo para cumplir además la demanda programada”, detalló el ente de control.