Según un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), el escaso personal y la informalidad para desarrollar las tareas del área de tecnología del Incucai, “colocan en un alto nivel de riesgo” al sistema de información que administra los datos de transplantes del país. Asimismo, el organismo consideró que, por los inconvenientes detectados, “se podría poner en peligro la posibilidad de supervivencia de los pacientes en lista de espera”.

Para administrar, gestionar y fiscalizar las actividades de trasplante de órganos, tejidos y células, el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) cuenta con el Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante de la República Argentina (SINTRA), un programa informático que también es utilizado por los centros de transplantes nacionales.
 
Si bien, el organismo de control afirma que SINTRA es eficaz y cumple con sus misiones, el funcionamiento del programa depende únicamente del esfuerzo de pocas personas. Incluso, el informe detalla que “el personal no es suficiente, sólo el jefe de área es de planta permanente y el resto está contratado, con sueldos muy bajos que provocan que los principales desarrolladores no trabajen en el centro”.

Además, según la AGN, que aprobó su informe este año sobre datos de 2008, “no existen controles ni políticas de capacitación sobre la seguridad de la información”, y las computadoras de la red carecen de bloqueos en el acceso a Internet.

De esta forma, esa tarea de concientización queda “a la voluntad de cada empleado”, que, “por no contar con un programa organizado, deciden asistir por su cuenta a cursos de conducta ética y seguridad en sistemas”.

Asimismo, la seguridad de las instalaciones físicas es un proceso informal realizado por iniciativa de un pequeño grupo de trabajadores que no debería desempeñar esa función.

Por otra parte, pese a que el programa depende básicamente de elementos informáticos, el informe aclara que “no hay un plan general de seguimiento tecnológico”, y que “el mantenimiento o cambio de hardware y software se realiza ad hoc”, a partir de eventuales necesidades. El área tampoco mantiene un análisis regular del impacto de las modificaciones que se puedan producir en el sistema.

De la misma forma, el trabajo de la Auditoria hace referencia a la informalidad en el desempeño de las funciones del SINTRA, y señala que “los roles y responsabilidades del área de informática no están formalmente definidos” y que, además, cuenta con una planificación estratégica, determinada sólo por necesidades puntuales.

Otro factor de riesgo es que el centro de cómputos es muy pequeño para el mantenimiento de los gabinetes que alojan el equipamiento electrónico. Por eso, el organismo de control indicó que “ante cualquier movimiento involuntario es posible que los equipos se desconecten de la red eléctrica”.

A raíz de las falencias detectadas, la AGN consideró que “la información está sometida a riesgos que superan los valores aceptables”, y que para revertir la situación “es imprescindible que las autoridades del Incucai organicen los servicios del área de tecnología, y que el Ministerio (de Salud) pueda proveer los recursos necesarios”.