Tras cuatro años de espera, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) emitió su dictamen sobre la Cuenta de Inversión correspondiente al ejercicio 2005, en el que se afirma que la rendición del presupuesto porteño “no brinda información adecuada” referente al estado de situación patrimonial del sector público.

El organismo de control agrega que la Cuenta de Inversión “sólo informa parcialmente sobre el endeudamiento de la Ciudad”.

Además, durante la realización del informe, “no fue posible conocer la totalidad de las modificaciones presupuestarias” registradas en el ejercicio, y varios programas no expusieron sus metas físicas, es decir que se desconoce si las partidas fueron correctamente ejecutadas en función de los objetivos previstos para ese año. Esta falta de datos impidió que la AGCBA logre, por un lado, determinar la validez del crédito vigente de 2005 y, por el otro, evaluar la eficiencia de la producción pública porteña.

No obstante, la Auditoría sí detectó la “subejecución de partidas presupuestarias”, y añadió que, al momento de realizar el presupuesto, el Gobierno de la Ciudad “dejó necesidades sin cubrir”. Por eso, el organismo destaca como una “deficiencia en la gestión”, el hecho de que no se hayan reasignado los fondos que no fueron utilizados, y apuntó que “deberían exponerse los motivos por los cuales no se ejecutaron financieramente esas partidas”.

La Cuenta de Inversión es el último paso del proceso presupuestario, que comienza con la formulación, pautada para septiembre del año anterior, y la ejecución, durante el ejercicio en curso. Para la AGCBA, la rendición de cuentas de 2005 “no es íntegra (porque) no expone aspectos financieros económicos y de gestión”, como lo establece la normativa vigente.

Como ejemplo, el informe sostiene que se pidió a la Dirección General de Contaduría documentación referente al desempeño de varios entes descentralizados, pero que ubicar esos papeles fue imposible. Entre los organismos autárquicos figuran el Banco Ciudad, la Obra Social porteña y la concesionaria de las autopistas AUSA.

Asimismo, algunas de estas jurisdicciones carecían de estructuras, es decir, no se podía delimitar responsabilidades y faltaban “controles internos adecuados”.

La Auditoría añade que observó “diversas falencias en las organizaciones del Gobierno, carencia de manuales, falta de controles en varias áreas, inseguridad en la información proporcionada e ineficiencia administrativa”.

Más allá de los hallazgos del organismo de control, hubo un presupuesto que fue ejecutado. Y en ese sentido, los auditores detectaron “incumplimientos significativos en compras, licitaciones y contrataciones; y falta de publicación de las resoluciones. Como dato de color, el informe destaca “la imposibilidad de controlar a la CEAMSE”, de hecho, ante la negativa de la entidad a ser inspeccionada, la AGCBA debió “recurrir a la justicia (para) reivindicar su poder de contralor”.