Sobre la calle Tucumán 810, casi esquina Esmeralda, se encuentra uno de los 17 edificios construidos por la familia Bencich. Con una arquitectura ecléctica, fue realizado por el arquitecto Eduardo Le Monnier en 1928, y sorprende por su impresionante mirador desde donde se pueden observar las torres de Catalinas Norte, el Río de la Plata y monumentos característicos de Buenos Aires como el Obelisco o el Palacio Barolo

Debido a que se encuentra en una calle angosta, hay dos formas de apreciar el edificio: una es desde una vista aérea, y apreciar la majestuosidad de la obra; la otra es pararse justo enfrente sobre la calle Tucumán y admirar los detalles de los balcones franceses del frente. 

La magnitud del edificio puede verse al entrar en la galería que conecta con los ascensores y la otra entrada por la calle Esmeralda.
La magnitud del edificio puede verse al entrar en la galería que conecta con los ascensores y la otra entrada por la calle Esmeralda.

El edificio cuenta con 160.000 metros cuadrados y tiene dos entradas, una por Tucumán y otra por Esmeralda. Está compuesto por 204 departamentos, la mayoría utilizados como viviendas y otros tantos como oficinas. Tiene un lujoso hall de entrada que evoca las Galerías de París y antiguamente estaba abierta al público, conectando las dos calles y con locales a ambos lados. Hoy solo funciona allí una peluquería y un depósito de obras de arte.

La composición del techo también es deslumbrante por los detalles de los trabajos de yesería y una ornamentación artística con colores como el dorado. Una de las particularidades del edificio, fue que se encuentra entre los primeros de la Ciudad en incorporar ascensores eléctricos.

El aspecto que más destaca al edificio es su increíble visibilidad de la Ciudad de Buenos Aires, ya que luego de subir los 16 pisos se accede a la terraza (que está incluida en el programa de Miradores de Buenos Aires)

Espacio cultural

Norma Rodríguez Freijo es quien realiza las visitas guiadas y se trasformó en una de las guardianas del lugar, junto a Lola Basile y Luis Carminio. Los tres son impulsores de distintas iniciativas que buscan proteger y dar a conocer este patrimonio histórico. Formaron un espacio cultural mediante el cual abren las puertas de sus casas para que la ciudadanía conozca más sobre el edificio.  

El cielorraso se destaca por su trabajo de yesería, denominado Casetonado.
El cielorraso se destaca por su trabajo de yesería, denominado Casetonado.

El Espacio Tucumán 810, así lo llamaron, comenzó a gestarse durante la pandemia y, a medida que se fueron flexibilizando las medidas de aislamiento, comenzaron a realizarse conciertos de piano y exposiciones de obras de arte, además de las visitas guiadas. Funciona en el segundo subsuelo, lugar donde hubo un taller de mantenimiento para los distintos oficios antiguos que requerían estas mega obras, como albañilería, trabajo con yeso, ornamentación artística, entre otros. En este piso se destacan los pisos cuadriculados y se puede observar un patio inglés decorado con plantas donde se observan los distintos pisos de la construcción. 

Con esta iniciativa y su trabajo a pulmón buscan que el Edificio Bencich sea no solo una obra arquitectónica, sino una obra de arte en sí misma. Las visitas guiadas y los eventos se anuncian a través de su cuenta de Instagram @espacioculturaltucuman810.

Además están impulsando que el edificio sea declarado Patrimonio Cultural de Buenos Aires. Por medio de una medida cautelar, el edificio entró dentro del Código de Planeamiento Urbano y eso provocó que el 2019 se solicite asesoramiento técnico para la restauración del monumento, que permitió la restauración del hall den entrada. 

Paredes con historia 

La historia de la obra arquitectónica se fue trasformando a lo largo del tiempo, desde su esplendor original hasta el abandono total. Luis Carminio cuenta, sobre las trasformaciones del edificio, que empezó como de casas de rentas para inmigrantes. Solo fue residencial a diferencia de otros como el Palacio Barolo que era pensando también para el alquiler de oficinas.

Después de su época de esplendor, empezaron los problemas de sucesión de la familia Bencich, por lo cual durante mucho tiempo el edificio sufrió falta de mantenimiento y hasta fue ocupado por familias que no pagaban la renta, cayendo en declive. En el año 1982, se procedió a un remate judicial, que a la vez fue una oportunidad para que los vecinos puedan adquirir un departamento en el emblemático edificio. 

Un piano y exposiciones de distintos artistas adornan el segundo subsuelo del edificio.
Un piano y exposiciones de distintos artistas adornan el segundo subsuelo del edificio.

Quiénes fueron los Bencich

Los hermanos Bencich fueron inmigrantes que escaparon de la Primera Guerra Mundial en busca de oportunidades en una nueva tierra. Miguel y Massimiliano Bencich nacieron en la región de Trieste, perteneciente entonces al Imperio Austro Húngaro. Eran maestros mayores de obras, sin un título de arquitecto o ingeniero, pero con la idea de hacer obras que perduren en el tiempo.

Con sus emblemáticos edificios y su exitosa empresa, la familia Bencich son parte de la construcción de una identidad cultural Argentina de principios del Siglo XX que se dio a partir de la inmigración. Hoy sus obras son consideradas de las más emblemáticas de Buenos Aires y el Edificio de Tucumán 810, a pesar de sus desventajas por estar en calles agostas del Microcentro y tener que afinar la vista para ser verdaderamente apreciado, tiene misterios por descubrir y un patrimonio arquitectónico digno de admirar.