Publicado: 25-08-2013

LEANDRO DESPOUY PRESIDENTE DE LA AUDITORÍA GENERAL DE LA NACIÓN (AGN) En la AGN: de origen radical, fue designado representante de la primera minoría del Congreso en 2002. Misión difícil: la AGN es uno de los encargados de controlar al Estado; sus informes suelen ser resistidos por el oficialismo.

1. En el informe de diez años de gestión que presentó en 2012 ante el Congreso, usted sostiene que en los últimos años el Estado nacional desactivó de facto los organismos de control del Estado, excepto la AGN. ¿Podría precisar esta afirmación?

Hoy en día predomina en la opinión pública la certeza de que en estos últimos diez años se debilitaron aún más los órganos de control y que este debilitamiento fue voluntario o deliberado. Abarca tanto a los que tienen funciones vinculadas al control de la corrupción, como la propia Oficina Anticorrupción o la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, como al conjunto de los órganos de regulación y de control de los servicios públicos. Estas dos áreas son las que más han sufrido el impacto.

2. ¿Cuáles serían las principales falencias en materia de control estatal?

La principal fragilidad del control actual no sólo es su escasez, sino también su falta de impacto y su escaso, por momentos nulo, efecto preventivo. Y esto es lo que toda la ciudadanía siente. Está muy internalizado en la gente.

3. Seguramente facilitado por tragedias recientes como la de Rosario, Chascomús, o un poco más atrás en el tiempo, las de Once o Castelar... 

Evidentemente. La sensación de la ciudadanía es de desamparo y la dimensión de las tragedias, su frecuencia, transforman a algunas áreas en zonas de riesgo y cotidiana alarma. No es posible que en nuestro país, cuando una madre despide a un hijo que va al trabajo o a la escuela en el tren Sarmiento, se persigne. Viajar en algunos medios de transporte se ha transformado en un acto temerario. De alguna manera, lo de Rosario también prueba hasta qué punto no estamos sólo ante un problema de calidad de servicio, sino que se agrega un nuevo componente: los riesgos, la seguridad en la prestación de servicios.

4. ¿Y a qué atribuye este agravamiento?

El diseño de privatización de los 90 pensó en el subsidio, en el empresariado, pero desconoció al usuario. Lo que ahora estamos viendo es que también lo desconoció en su condición de humano. Y en este sentido se crearon órganos de regulación débiles que esta última década no hizo otra cosa que debilitar aún más. Eso generó una enorme crisis en la calidad de los servicios, pero el debilitamiento de los últimos años hizo que la falta de control entrara en otra fase: la enorme inseguridad provocada por Ja pésima prestación de los servicios.