Publicado: 18-04-2010

La Auditoría General de la Nación evaluó las consecuencias del creciente número de visitantes al continente blanco.

Buenos Aires.- El crecimiento exponencial de visitantes genera un alto impacto ambiental en la Antártida, advirtió la Auditoría General de la Nación (AGN), que evaluó el Programa de Gestión Ambiental y Turismo aplicado en tres de las bases argentinas en el continente blanco.

La única recomendación que la AGN plantea en el informe es dotar de mayores recursos e instrumentos a ese programa para jerarquizar e institucionalizar el área con personal capacitado, materiales e instrumental informático.

El titular de la AGN, Oscar Lamberto, destacó que el informe, el primero que el organismo presenta públicamente en el marco de una política de transparencia, es un "modo de ejercer soberanía" en un territorio en el que sólo existen reclamos de jurisdicción.

"Si un Estado audita un territorio, al que no pueden ir ejércitos (según indica el Tratado Antártico firmado por la Argentina en 1959), está realizando un ejercicio pleno de soberanía. Es un caso emblemático para mostrar", aseguró Lamberto al presentar el informe en la sede de la AGN.

Un equipo de técnicos encabezado por el geógrafo Julio Guarido visitó Marambio, Esperanza -única abierta al turismo- y Jubany, tres de las seis bases argentinas permanentes en la Antártida, para evaluar la gestión ambiental por parte del personal y los cuidados en la llegada de turistas que, cada temporada, aumentan en número.

Esperanza, la base del Ejército inaugurada en diciembre de 1952, está ubicada en Punta Foca -entre las caletas Choza y Aguila-, en la península Trinidad.

La base científica Jubany, fundada en noviembre de 1953, está emplazada en la caleta Potter de la isla 25 de Mayo, en las Shetland del Sur, y la Vicecomodoro Marambio (Fuerza Aérea) se alza en la isla del mismo nombre, en el Mar de Wedell, desde octubre de 1969.

Sólo el 34% de los visitantes en el período 1994-2008 realizó informes tras ir las bases, para lo cual obtuvieron un permiso. "Cuando eso pasa, resta", afirmó Guarido, porque los puntos de vista de las personas son importantes para el conocimiento general del territorio.

Otros puntos que el Estado argentino debe revisar, dice el informe, son la falta de centralización de información ambiental y la necesaria jerarquización de los delegados ambientales, cuya función no está institucionalizada.

Además, detectaron "inconsistencias" en el manejo de residuos peligrosos en Jubany, base esencialmente científica en la que habitan investigadores argentinos, alemanes e italianos en el marco de convenios entre los países.

En cuanto a las observaciones sobre la creciente afluencia de turistas a Esperanza, Guarido indicó que aunque se siguen los protocolos "no hay poder de policía" ni están creados los instrumentos para un mejor control de ese movimiento que es, por definición, de alto impacto ambiental.