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Según los datos de la Web oficial, en el 2000 se aprobaron 148 informes, mientras que en 2015 solo 24. Desde el 2008 dejaron de realizar las visitas informativas a las escuelas porteñas, y las reuniones del Colegio siguen siendo privadas. 

Mientras la Auditoría General de la Nación (AGN) crece exponencialmente en cuanto a notoriedad púbica en base al aumento de la cantidad de informes realizados, herramientas de difusión de su trabajo hacia la ciudadanía o el presupuesto asignado, la realidad de su par porteña es completamente distinta.

Tal vez, la principal diferencia entre la Auditoría General de la Nación y la porteña, se basa en que la primera tiene una Comisión ad hoc en el Congreso de la Nación, como es la Comisión Mixta Revisora de Cuentas y la AGCBA no. A partir de esa situación se da, por ejemplo, que la Auditoría porteña hoy trabaje sin que su Plan de Acción 2017 esté aprobado por la Legislatura porteña, donde ingresa al recinto como cualquier proyecto de Ley. En ese sentido, tampoco cuenta con una partida presupuestaria asignada por Ley, sino que es un monto fijo y en caso de necesitar una ampliación debe solicitarlo ante el Poder Ejecutivo que es, en muchas oportunidades, el organismo auditado. En definitiva, se trata de un organismo de control sin independencia económica.

En cuanto a la visibilidad de su trabajo, es prácticamente nula de principio a fin. Desde el vamos, las reuniones del Colegio de Auditores de la AGCBA son privadas. A diferencia de lo que sucede en la AGN, ningún vecino de la ciudad, ni medios de comunicación puede presenciarlas. Además, si un ciudadano desea realizar un pedido de información, deberá hacerlo personalmente en la sede del organismo y no a través de la Web.

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