Publicado: 14-09-2011 
  
Alumnos de colegios religiosos y laicos de la Ciudad eligieron investigar el modo en que se previene la inseguridad y la mala alimentación de los menores para luego elevar propuestas a las autoridades.

En su reciente alocución en la festividad de San Ramón Nonato, el cardenal Jerge Bergoglio repetía una y otra vez que había que "cuidar la vida". Pocos días después, ante el triste desenlace del caso Candela, la chiquita de 11 años desaparecida que tuvo en vilo a todo el país, volvía a replantearse en la sociedad el valor de la vida humana, sobre todo de los niños y jóvenes.

"La única manera de revertir esta cultura de muerte es volver a una educación con valores", dice el profesor José María del Corral, de la Vicaría de Educación del arzobispado porteño. Y completa: "Por eso, desde hace cinco años, junto a la Fundación Éforo, venimos trabajando en las escuelas de Buenos Aires para ayudar a los jóvenes a cuidar su vida y comprometerse con su entorno".

Así, la Vicaría y Eforo -con el auspicio del Insituto de Diálogo Interreligioso y la Asociación del Personal de Organismos de Control (APOC)- promueven que alumnos de 4° y 5° año de escuelas públicas, privadas, religiosas y laicas se preocupen por cuestiones que puedan afectar su integridad. Este año, los chicos eligieron investigar los controles que se realizan en la alimentación y la prevención de la inseguridad.

Definida las problemáticas -que esta vez refieren a enfermedades como la bulimia y la anorexia, y a los robos y delitos más graves que sufren los jóvenes-, más de 3000 alumnos de Iaiíi5 comunas de la ciudad se entrevistaron con funcionarios y visitaron organismo» públicos para interiorizarse sobre cómo son afrontadas.

"Por ejemplo, vimos en el Hospital Pirovano que los pacientes llegan gravemente heridos por la violencia que parte, habitualmen-te, del consumo de  alcohol y drogas", cuenta Carlos, del colegio Hijas de Jesús, de Belgrano. Y observa  que, si bien "hay una ley que prohibe la venta de alcohol a menores de 18 años, curiosamente la mayoría de los que ingresan al hospital en coma alcohólico son menores". La necesidad de que los mayores asuman un papel más activo en el cuidado de los menores es claro.

Mateo, del colegio Bethania, de Almagro cree que hay que trabajar en la prevención y para ello afirma que es importante "concientizar a los jóvenes sobre el sentido de la vida humana; que no se pierdan los valores para que la desesperación no los lleve al límite de la muerte".

Lucía, del colegio San Rafael, de Devoto, afirma que "se habla mucho de la violencia causada por la droga, pero la comida también es una ádicción que puede llevar a la muerte. Hoy -agrega- se valora sólo la apariencia y se discrimina lo que no está dentro del estándar que marca la televisión, y así aparece la bulimia y la anorexia".

En realidad, según Rocío, de la escuela Técnica N° 5, del barrio de Flores, no hay una valoración del cuidado del cuerpo. "Hoy se habla de desnutrición aunque sea un chico obeso -sostiene- porque la desnutrición y la obesidad no tienen que ver con el poder económico, sino con la desvalorización de la salud y el tiempo".

Con todo lo investigado, el próximo viernes los alumnos auditores irán con sus preguntas a organismos controladores y a la Legislatura porteña.