Publicado: 17-06-2010
 
Reclamaron la renuncia del ministro Yedlin. Los hermanos Bussi y Jerez cuestionaron al gobernador por haber respaldado al funcionario. Canevaro y Alvarez consideraron que la Legislatura no debía inmiscuirse.

Tucumán.- Las críticas e ironías opositoras aturdieron a los legisladores del oficialismo tanto como las famosas vuvuzelas crispan a los fanáticos en los estadios sudafricanos. En rigor, ni siquiera la solemnidad de una sesión pudo abstraer al recinto de la fiebre mundialista.

El debate parlamentario estuvo signado por la informalidad y por el barullo. Legisladores que se pasaron la mayor parte del tiempo en el comedor viendo España-Suiza, otros que voltearon vasos con agua en las bancas o que interrogaron sobre un grito de gol que se oyó detrás de las paredes distrajeron a opositores y a oficialistas por igual. Incluso, hasta el estruendo de las bombas que se filtraba por los ventanales -en medio de algunos forcejeos entre madres de jóvenes adictos y jubilados con policías- completó el telón futbolístico de la sesión.

Apenas sonó el silbato, el equipo enfrentado al Gobierno buscó inclinar la cancha en su favor. Y cual jugada preparada, la táctica se centró en el escándalo protagonizado por el ministro de Salud, Pablo Yedlin. El primero en pelotear fue Luis José Bussi (Republicano Fundacional); según dijo, el denominado caso Funsal (contratación irregular de cursos por $ 800.000) pintó al Gobierno de cuerpo entero. Recordó que sobre el funcionario pesan varios pedidos de interpelación a los que el oficialismo no dio curso. "Da razones suficientes para pensar en una banda mafiosa", denunció.

Ricardo Bussi (FR) se metió de lleno en el juego y reclamó la renuncia de Yedlin. "Lo que ocurre en Salud es vergonzoso; y el oficialismo legislativo, lejos de remediarlo, lo oculta", planteó. Luego, fue tajante: "Yedlin tuvo una actuación penosa, y el gobernador debería ser asistido en el Instituto del Quemado por haber puesto las manos en el fuego por él. Esta Legislatura se dispone a hacer otro papelón político". Esteban Jerez (bloque Alberdi) buscó contundencia. "La actuación de Yedlin es calamitosa: por el caso Funsal, por la desnutrición infantil y por la adulteración de las cifras de la mortalidad infantil", remarcó.

Cuando tuvieron la oportunidad de nivelar el juego, los referentes del oficialismo salieron con los "tapones de punta". Todos reconocieron la falta de Yedlin, pero despejaron la pelota lejos del terreno del Poder Legislativo. "El ministro cometió irregularidades, eso está claro. Los hechos fueron determinados por el Tribunal de Cuentas y están siendo investigados en el Poder Judicial. La Legislatura poco puede hacer", afirmó Carlos Canevaro (Unión Norte Grande). En pos de su equipo, Gregorio García Biagosch (PJ) sostuvo que, con las denuncias, la oposición sólo buscaba prensa. "Quien primero admitió el error fue el ministro", lo excusó. Y el capitán de esa escuadra, Roque Alvarez, consideró que el cuadro contrario pretendía hacer de este asunto un clásico, porque el tema ya había sido abordado en otras sesiones. "Esta Cámara no define si echa o no a un ministro. Esto no es otra cosa que proselitismo. Presentaron 19 proyectos sobre salud: 15 pedidos de informes, tres resoluciones y uno solo de ley", sentenció el titular del bloque alperovichista Tucumán Crece.