Publicado: 06-10-2011 
  
Sante Fe.- Analizaron colillas en busca de cadmio, una sustancia perjudicial para el ambiente y los seres humanos. Investigadores de San Luis mostraron los resultados en un congreso organizado por la UNL.

Se estima que en el mundo se desechan un promedio de 4,5 trillones de colillas de cigarrillos por año, constituyendo una de las principales fuentes de basura. Al estar elaborados de materiales no biodegradables, permanecen durante muchos años en el ambiente, convirtiéndose en una potencial fuente de contaminación. Pero ¿qué tan tóxicas son para la salud? Al parecer, mucho, ya que contienen un metal llamado cadmio, que se acumula principalmente en el hígado y los riñones.

"El cadmio es un tóxico metálico que posee un tiempo de vida prolongado en el organismo, de aproximadamente 30 años. Puede producir lesiones a nivel renal hepático, óseo y reproductivo y ha sido clasificado como cancerígeno del grupo I por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer. Los filtros cumplen la función de absorber y preconcentrar algunas de las sustancias nocivas presentes en el humo de los cigarrillos. Cuando uno arroja una colilla a la calle, generalmente la lluvia la acarrea hasta la fuente de agua más cercana. Los millones de filtros que allí llegan desprenden los productos químicos retenidos, dañando el ecosistema y malogrando la calidad del agua", indicó María Carolina Talio, que presentó un trabajo de investigación junto a Liliana Fernández, su directora de Tesis Doctoral, en el Congreso de Química Analítica organizado en septiembre por la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Según añadió la investigadora de la Universidad Nacional de San Luis, el estudio se llevó a cabo teniendo en cuenta colillas de diez marcas de cigarrillos que se venden en el país, seleccionando especialmente aquellas elegidas por los consumidores jóvenes. Se incluyeron cigarrillos elaborados con tabaco rubio, negro, mentolados y light.


Pruebas

De acuerdo con Talio, analizaron los contenidos de cadmio en colillas de cigarrillos sin fumar, fumados por un fumador automático y consumidos por sujetos fumadores. "En cuanto a la recolección de estos últimos, se instruyó a los fumadores para que colectaran sus propias colillas, de una única marca, manteniéndolas en recipiente cerrado hasta su análisis, para reducir el número de variables", detalló.

Al iniciar los estudios experimentales, los investigadores pensaron que no encontrarían cadmio en las colillas de cigarrillos sin fumar. Sin embargo, los resultados demostraron lo contrario. El probable origen del cadmio es el material con que se fabrican los filtros: "Las tabacaleras agregan una serie de aditivos a los filtros para favorecer su aglomeración y con el objetivo de mejorar la retención de materiales tóxicos. Las diez marcas de cigarrillos analizadas contenían cadmio en bajas concentraciones", aseguró.

Los filtros, en general, poseen poros de ventilación o microperforaciones que permiten el ingreso de aire adicional, diluyendo los componentes nocivos del humo durante el fumado. "Sin embargo, los sujetos fumadores sostienen el cigarrillo obstruyendo de modo total o parcial las microperforaciones, impidiendo que cumplan su función", afirmó.

Además, comentó que cuando los organismos de control realizan determinaciones de tóxicos en humo de cigarrillos emplean "máquinas fumadoras o fumadores automáticos". Los resultados de contenidos de tóxicos así obtenidos resultan menores que los niveles a los que realmente están expuestos los fumadores, gracias a que las microperforaciones del filtro realizan eficazmente su función de dilución. "Como conclusión del trabajo podemos decir que las colillas deben ser consideradas y tratadas como residuos peligrosos. En consecuencia, los gobiernos, entidades ambientalistas y de salud deben establecer con urgencia medidas que aseguren su correcto tratamiento y destino final", advirtió.


Más estudios

Por último, Fernández comentó que quedan otros productos del tabaco por estudiar. "Nuestra intención es brindar alternativas más económicas a los métodos convencionales de análisis de metales como son las espectroscopías atómicas, que emplean instrumental de elevado costo. En nuestro trabajo las determinaciones fueron realizadas mediante fluorescencia molecular, empleándose un instrumento de menor precio, accesible a la mayoría de los laboratorios de control", finalizó.