Alimentación: el ejecutivo porteño todavía no reglamentó la Ley de Talles y la de Kioscos Saludables
Los jóvenes que participaron de la iniciativa de Fundación Éforo y trabajaron la problemática nutricional piden reglamentar las leyes aprobadas en 2009 y 2010 e incentivar la difusión sobre la temática. Detectaron, además, que desde el 2000 hay Guías Alimentarias para la Población Argentina, pero se difunde, tanto en textos académicos como en envases de alimentos, la pirámide alimenticia basada en el consumo estadounidense.
Una de las dos temáticas abordadas este año por el programa Escuela de Vecinos fue el consumo de alimentos sanos y su respectiva difusión en ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Luego de un arduo trabajo de investigación y capacitaciones, los alumnos integrantes de la Comisión Alimentación e Información presentaron un proyecto en la Legislatura porteña para, entre otras cuestiones, solicitar la puesta en vigencia de la Ley de Talles y la de Kioscos Saludables -sancionadas hace 22 y 10 meses respectivamente-, mediante su reglamentación.
En su propuesta (ver “Qué propusieron…”) los alumnos de escuelas públicas y privadas que participaron del programa de Fundación Éforo explicaron que a la fecha, “existen dos leyes importantes para la temática” pero que “no se aplican porque no están reglamentadas”.
Una de estas legislaciones es la Nº 3330, también conocida como Ley de Talles, que data de diciembre de 2009 y que tiene por objeto garantizar un mínimo de ocho talles en los comercios de indumentaria. La normativa debía entrar en vigencia a partir de los 180 días de su reglamentación. La otra, la Ley Nº 3704, o Ley de Kioscos Saludables, que tiene como fin establecer pautas de alimentación sana y nutritiva para los establecimientos educativos, fue sancionada en diciembre del año pasado. Ya pasaron más de 309 de su aprobación, pese a que el Poder Ejecutivo debía haberla reglamentado en un plazo máximo de 60 días.
Los jóvenes mantuvieron entrevistas con los miembros de dos instituciones especializadas en desórdenes alimentarios: la Fundación La Casita y la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA). A raíz de las reuniones con ambos centros, aseguraron que les “llamó la atención” que “la edad promedio del inicio de los trastornos alimenticios es de 13 años”. Otra cuestión que destacaron de las charlas, es haberse enterado de que “si bien el 90% de quienes padecen estos trastornos son mujeres, hace tiempo que entre los varones se empieza a detectar la ‘vigorexia’, que es la adicción al gimnasio y a los anabólicos”. Los chicos resaltaron que para “salir” de la enfermedad “es central el apoyo de la familia y los amigos”, y para evitarla, es fundamental poder generar “tolerancia a la diferencia”.
Durante las jornadas, los alumnos discutieron acerca de la presión que ejerce el entorno social en la cuestión de la imagen corporal, sobre todo, mediante “la cultura del adelgazamiento” con la que actualmente convivimos. Al respecto, mantuvieron entrevistas con profesionales de la agencia de publicidad que realizó la campaña de Mamá Luchetti. Los publicistas les contaron “las dificultades que surgen al momento de pensar publicidades sin que se instalen estereotipos acerca de lo bello y lo exitoso”. Los chicos quisieron destacar la campaña de Mamá Luchetti porque “demostró que se puede hacer publicidades masivas sin apelar a la delgadez extrema ni la perfección estética”.
Siguiendo con la producción del diagnostico, los participantes del programa también encontraron un informe de la Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires, publicado por El Auditor.info, que señala que “existe un alto porcentaje de incumplimiento en los menús” por parte de las empresas que prestan servicios de viandas y refrigerios en las escuelas (más del 90% las modifican sin autorización del Gobierno porteño).
Asimismo, los jóvenes recibieron capacitaciones con licenciadas en nutrición, quienes les explicaron que “una buena alimentación no depende tanto de prohibir el consumo de determinados alimentos, supuestamente malos, sino de comer en variedad y en las proporciones adecuadas”.
Finalmente, los jóvenes detectaron que la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas (AADYND) publicó en el año 2000 las Guías Alimentarias para la Población Argentina, en las que se divulga una “Gráfica de la Alimentación Saludable” que “fue diseñada especialmente para nuestro país”. Sin embargo descubrieron que “todavía persiste –en textos académicos y envases de alimentos- la difusión de la `pirámide nutricional´ que responde a las costumbres alimentarias de Estados Unidos”.
Qué propusieron los chicos
A partir de la información recabada, y el diagnóstico elaborado a partir de ella, realizaron el pasado miércoles 12 de octubre su presentación en la legislatura.
Los puntos más importantes se detallan a continuación:
• Solicitaron la reglamentación de la Ley nº 3330, que garantiza la existencia de 8 talles de ropa, y de la Ley nº 3704, que regula el funcionamiento de los kioscos saludables. Respecto a esta última solicitaron también que “los precios de los productos sean accesibles”, que “oferten mercadería apta para celíacos y diabéticos” y que “al momento de la reglamentación se hagan consultas a todos –los actores- involucrados”. Además, los participantes de Escuela de Vecinos se ofrecieron para colaborar en el proceso.
• Propusieron designar como “Semana Saludable” a la última semana de abril de cada año y sugirieron, que durante ella, “se desarrollen actividades de concientización acerca de la problemática alimentaria” extendiéndose “a todas las escuelas de nivel primario y secundario”.
• Que la Legislatura efectúe un pedido de informe al Poder Ejecutivo para “conocer cuáles fueron los resultados de las observaciones de la Auditoria General de la Ciudad de Buenos Aires en su informe aprobado este año” sobre los deficientes controles que efectúa el Ministerio de Educación a las empresas elaboradoras de alimentos para las escuelas.
• Incentivar la difusión de la temática a través de nuevos espacios televisivos, campañas callejeras con afiches de concientización y publicidades visibles en la página web del Gobierno de la Ciudad. Asimismo, la inclusión de mensajes de alimentación saludable en las facturas de servicios que emite el Estado porteño, la divulgación en las escuelas de planes y programas que se desarrollan desde la Ciudad y el reemplazo de la “pirámide nutricional” por la Gráfica de la Alimentación Saludable realizada para la población argentina.