Publicado: 23-02-2012

La interna radical, una intensa polémica entre dos bandos, en torno al destino de Leandro Despouy al frente de la Auditoría General de la Nación, más la repercusión pública del diferendo, ha forzado a la revisión del papel de los organismos de control del Estado, creados a partir de la reforma de la Constitución Nacional en 1994.

La titularidad de ese organismo rector corresponde a la primera oposición mayoritaria. La Auditoría, que tiene personería jurídica propia e independencia funcional y financiera, funciona en la jurisdicción del Congreso de la Nación. Su obligación: determinar el grado y la eficiencia en que el sector público cumple con las leyes y reglamentos, exponer sus cuentas en forma completa, clara y veraz (contabilidad y movimientos financieros) y cuidar, con su trabajo, el destino del patrimonio público.

De este modo, es una institución reguladora, pero al mismo tiempo equilibradora entre los poderes, para evitar abusos del Ejecutivo, el que históricamente se resiste a que le revisen las cuentas. La Auditoría genera informes, que últimamente vienen siendo frenados y obstaculizada su divulgación. Que sólo se salva por dos intervenciones en Internet, en diferentes link, que son mantenidos por la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC): uno es elauditor.info y otro es gestionpublica.info, que además cuenta con una edición en papel, más otros programas de divulgación.

Otras entidades de control han sido descabezadas, otras han cerrado todo grifo de comunicación con el exterior y otras se aferran a la no divulgación de informes para evitar la irritación del gobierno. Así las cosas, la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA) está vacante desde que se retirara, coartado en sus funciones, Manuel Garrido después de poner en primera plana el escándalo Skanska. Otro, obligado a ser ineficaz es la Oficina Anticorrupción, encargado para trabajar en estrategias de transparencia, trabado porque depende del Poder Ejecutivo. La Sindicatura General de la Nación (SIGEN), que tiene como misión el control interno de la Administración Pública, quien tiene que rendir cuentas a la sociedad, niega toda información sobre su tarea. La Defensoría del Pueblo de la Nación , ahora sólo a cargo de un Adjunto, optó por no exhibirse públicamente, tal como lo hacía su anterior titular mayor, Eduardo Mondino.

El artículo 36 de la Constitución Nacional, que establece la "cláusula ética" tipificó el enriquecimiento ilícito de un funcionario público como un atentado al sistema democrático, a partir del cual se pudo darle vida a la Oficina Anticorrupción.

Precisamente: sólo es el control, históricamente hablando, lo que diferencia a una democracia de un régimen autoritario. Por eso, la democracia es definida por muchos especialistas, como el sistema político donde sus gobernantes rinden cuentas de sus actos de gobierno. Entre los delitos contra la administración pública hay que considerar: el abuso se autoridad cuando se firmen resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes; al cohecho, para quedarse con dinero por hacer determinadas acciones. También se incluye la malversación de caudales públicos y el encubrimiento.

La libertad de prensa es otra característica de la democracia. Es el medio esencial para informar a los ciudadanos y para expresar la opinión de todos. Sin duda, una poderosa herramienta de control de los gobiernos. Explicaría la tensión permanente entre los gobiernos y los medios de comunicación que señalan errores, olvidos y traspiés y que suelen bregar por la división de poderes y la calidad institucional. Pero es un periodismo rengo, en la Argentina, mientras no impere una esperada Ley de Acceso a la Información Pública, para que todos puedan acceder a todo aquello que se oculta o se archiva.

¿Para qué sirven los controles?. En primer lugar para exigir a la Autoridad toda la responsabilidad por aquello que hace. Hay que recordar dos recomendaciones. Como decía Perón, bien en el estilo militar: "El hombre es bueno, pero si se lo controla es mucho mejor". O como escribió James Madison, ex presidente de los Estados Unidos, uno de los padres fundadores de esa nación: "Si los ángeles fueran gobierno no se necesitaría un control externo, ni interno. La dependencia del pueblo es, sin duda, el primer control del gobierno. Pero la experiencia indica que el género humano necesita de precauciones auxiliares".

Los organismos de control en la Argentina deben ser respetados. No sólo en el papel. También otorgándole presupuestos para su cumplimiento. Y jerarquizando su trabajo.