Los “profesionales verificadores de obras” son los responsables de chequear si la obra privada que se está construyendo coincide con los planos registrados en la Dirección General de Obras y Catastro. Según la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), en los legajos de los agentes no está toda la documentación que debe respaldar los requisitos exigidos para operar.
 
Para realizar su labor, los profesionales deben estar matriculados, tener más de tres años de antigüedad, no estar sancionados o haber sido exonerados, inhabilitados o declarados cesantes por el Gobierno porteño. La muestra realizada por la Auditoría, que comprendió a 57 agentes sobre un total de 676 “activos”, asegura que ningún inspector contaba con la declaración jurada que pudiera acreditar esos datos.
 
Según el informe aprobado el año pasado sobre datos del período 2009, en “el 100% de los casos analizados, faltaba certificado de reincidencia” y no se pudo constatar el Legajo donde debe exponerse si la persona tuvo o no sanciones.
 
Los verificadores, dependen del “Registro de Obras Públicas y Privadas”, que -pese a su nombre- abarca funciones relativas exclusivas al control de obras privadas y es administrado por la Dirección de Fiscalización y Control de Obras (DGFyCO), la cual ejerce el poder de policía en materia de controles de obras privadas porteñas.
 
Registro sin antecedentes

La Auditoría indicó que el sistema de información del registro, “elimina los datos de la inspección” en la medida que se va cumpliendo con un nuevo paso dentro de ese proceso de control. Cabe señalar, que existen cuatro pasos de inspección que deben ser solicitados por los directores de cada obra y realizados a medida que se terminan las distintas etapas de la construcción, por ejemplo, al terminar la estructura de columnas y paredes. Lo que la AGCBA detectó, en otras palabras, es que se “eliminan registros necesarios como la fecha o el agente que realizó la verificación del estado anterior”. Es decir, resulta imposible saber quién controló cada obra.
 
Es importante señalar que el registro permite la elección de los profesionales y la asignación de las obras de forma aleatoria por medio de un sistema de sorteos totalmente automático y que no admite la intervención de ningún agente en la selección.