Publicado: 08-06-2011
  
Mendoza.- Con el afán de preservar en buen estado la reina de las montañas del planeta, alpinistas llevaron a cabo la primera expedición de limpieza del Everest.

Al calor de la iniciativa "Salvemos el Everest", los alpinistas ascendieron hasta una altura de 8.700 metros de los 8.848 de la montaña más alta del mundo desde el 22 de abril y el 28 de mayo, y recolectaron desperdicios que en su mayoría llevaron a Katmandú, según despacho de AGN.

"Cuando íbamos al extranjero nos preguntaban qué se hacía con los desechos, así que en 2008 planeamos lanzar una expedición", explicó Wongchu Sherpa, coordinador de las tareas de recogida y presidente de la Asociación de Escaladores del Everest.

El Gobierno nepalí aprobó en 1996 una normativa según la cual se permite dejar aquella basura incinerable en el pueblo de Namche Bazaar, cercano a la montaña. Allí se encuentra el Comité de Control de Polución de Sagarmatha (SPCC, nombre nepalí para el Everest), organismo encargado de quemar los desperdicios. El resto de desechos, sobre todo metal, se lleva a plantas de reciclaje de la capital nepalí.

A la operación de limpieza se sumaron un total de 29 alpinistas de la comunidad sherpa, que no es la primera vez que recoge basura de la montaña aunque nunca había realizado una expedición con solo ese objetivo.

En 2010, la misión "Eco Everest" retiró una tonelada de basura del gigante nepalí, lo que elevó a 13.5 toneladas los residuos recolectados por el grupo, que además de para limpiar la montaña hasta ahora lleva a cabo sus expediciones para hacer cumbre.

De aspecto inmaculado para un observador profano, el Everest esconde basura que va desde cilindros de oxígeno a bombas de gas oil pasando por latas o grampones, y también todo tipo de baterías, cuerdas o papeles y cartón.

"Eco Everest" recogió el año pasado incluso los restos de un helicóptero de una expedición italiana, accidentado en 1973. De hecho, la mayoría de los residuos que hay en la montaña datan de antes de 1996. En ese año entró en vigor la mencionada regulación gubernamental, que obliga a los deportistas a regresar con todo el material con que realizan el ascenso e impone penalizaciones en caso contrario.

Salvo permiso específico de la Intendencia de Katmandú u otras autoridades competentes, los escaladores que no cumplen la normativa deben pagar una multa de 4.000 dólares, dijo Laxman Bhattarai, portavoz del Ministerio nepalí de Turismo y Aviación Civil.

Aunque no está claro cuánta basura queda hoy en día en el Everest, lo que sí parece es que hay un buen número de entusiastas dispuestos a intentar que cada vez esta cantidad sea menor.

"Hasta que no quede más basura seguiremos limpiando", aseguró Steven Sherpa. "Eco Everest" no sólo lleva a cabo acciones de recolección; también tiene en marcha un programa de crédito por basura, destinado a recolectores que ascienden diariamente la montaña cargados con material para montar campamentos y regresan con las manos vacías. "Pensé que quizás podrían bajar algo de basura", argumentó Steven Sherpa, que agregó que por cada kilo se les paga unas 100 rupias nepalíes.

Steven Sherpa, que ha coronado el Everest en dos ocasiones, mantuvo que la montaña es vulnerable y los alpinistas deberían garantizar que su visita no tiene un impacto en ella.