Publicado: 09-08-09

OPINION: Dr. HUGO B. QUINTANA, PRESIDENTE FUNDACIÓN EFORO

¿Qué sería de nuestra vida sin números confiables? Si al tomarle la fiebre a un hijo, el termómetro nos indica una temperatura falsa, es posible que los médicos acaben suministrándole medicamentos que no necesita.

Si en un avión, el piloto tiene un altímetro que mide mal, todos podemos imaginar las trágicas consecuencias para el pasaje.

Lo mismo podríamos decir de relojes que marquen equivocadamente la hora o medidores de combustibles, balanzas, barómetros, los mismos calendarios, reglas, sextantes, amperímetros y demás.

Los hombres hemos hecho de los números una convención que nos permite la vida en común. Si decidimos juntarnos con amigos a las siete de la tarde, todos sabemos de qué estamos hablando.

Por eso es tan importante que los números sean verdaderos como, también, que sean aceptados portados.

Este es el doble dilema que enfrenta hoy el flamante ministro de Economía: por un lado que los números que refleja el INDEC respondan a la realidad pero, a la vez, que el público al que le llegan los números crea en ellos.

A tal fin se ha creado un consejo conformado por los rectores de la UBA y de las universidades de Mar del Plata, Tres de Febrero y Rosario. Tienen el propósito de monitorear los índices que elabora el cuestionado instituto. Al

mismo se sumaria el Fondo Monetario Internacional.

Sin desmerecer esta iniciativa, para que prospere, es necesario que cuente con el acuerdo de aquellos que se ven afectados por los índices del INDEC, pues los números podrían llegara ser verdaderos, pero sin el consenso necesario se toman increíbles.

Cámaras empresariales, sindicatos, organismos técnicos, ONGs, deben ser, de algún modo, consultados para la recuperación de este organismo, tan útil a la sociedad en otros tiempos. No sólo se trata de elaborar estadísticas creíbles, hay que hacer creíble al propio INDEC.

No debemos pasar por alto a la AGN, que es el organismo auditor por excelencia, conformado por técnicos especializados en propuestas de transparencia y que rinde informes al Congreso Nacional. Puede actuar como organismo independiente y confiable por su composición y su capacidad.

La Auditoría General de la Nación integra la Intosai, una organización internacional que reúne entidades fiscalizadoras y que tiene una metodología y recomendaciones para el control y verificación de indicadores nacionales claves.

Es hora (si es que todos tenemos la misma) de recorrer el camino de la transparencia para que los números de la Nación sean creíbles y verdaderos.

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