Publicado: 19-12-2015

Por Federico Recagno*

Si estás leyendo esto quiere decir que en tu historia personal ha habido un momento, de los más trascendentes, en el que aprendiste a leer. El instante de la primera oración leída, con dificultad, pero completa, es comparable a descubrir un mundo nuevo.

La posibilidad de la lectura y de su gemela, la escritura, nos pone horizontes envidiables en todas las direcciones.

Si Borges ha imaginado el paraíso como algún tipo de biblioteca, la facultad de leer y escribir nos convierte en los creadores de ese paraíso.

Como contraparte, la imposibilidad de la lectura, el analfabetismo, es una limitante de la libertad.

La educación sirve para incrementar la capacidad de participación en la sociedad, en la vida laboral, cultural, política y económica. Nos permite ser ciudadanos más completos en los estados democráticos.

El analfabetismo, entonces, no es sólo no leer, ni escribir, es perder derechos y posibilidades.

El analfabetismo está ligado a las letras ¿Cómo podríamos llamar a los que no saben los números? Hay gente, lamentablemente que no sabe leer ni escribir, pero ¿hay personas que no saben los números?

La numerización (el equivalente a la alfabetización) parece llegarnos de manera natural. Los dedos, los controles remotos, los celulares, el dinero, la edad, los precios, nos ayudan desde pequeños a incorporar los números. ¿Cuántos años tenés? ¿Cuánto gastaste? Una cucharada más, cerca, lejos, son situaciones que nos ayudan a construir el conocimiento numérico a través de los actos de la cotidianeidad.

El concepto de número aparece relacionado con la necesidad que tiene el ser humano de contar objetos, pertenencias, de medir, de comunicar, de informar respecto al tamaño, la cantidad, el lugar.

Y es esta necesidad de clasificar, medir y contar la que hace a los números objeto de polémica.

Hay un viejo refrán que dice que “quien parte y reparte se queda con la mejor parte”. El que mide, el que cuenta, tiene ventaja, maneja los porotos.

Y aquí vuelve la pregunta ¿Hay personas que no saben los números? Sí. A cada uno de nosotros, a los argentinos, nos toca, alguna vez no saber los números.

Y no se trata sólo del Indec y su necesaria reformulación. Se trata de que cada ciudadano tenga acceso a la información pública, a lo que hacen los organismos del Estado con cada número (entendiéndose: compras, ventas, planes, políticas públicas, presupuestos).

Si estás leyendo esto es que tenés el gratificante poder de la lectura y la escritura.

Construyamos, con nuestra participación social, el enorme poder ciudadano de conocer los números públicos.

*Secretario adjunto de la Asociación del Personal de los Organismos de Control  (APOC).