El año pasado fue el peor que se recuerde en la historia de Aerolíneas Argentinas y Austral. Según el balance de las empresas, al que tuvo acceso este diario, entre las dos sumaron pérdidas por $ 1.649 millones ($ 1.403 millones y $ 246 millones, respectivamente). El quebranto, que triplica al de 2007, se reparte entre Marsans y el Estado. Los españoles operaron la empresa hasta el 17 de julio de 2008, fecha en la que el Gobierno comenzó a pagar los sueldos, combustible y repuestos e incorporó al ex intendente de La Plata, Julio Alak, como gerente general. Para mantener los aviones en funcionamiento, el Tesoro giró $ 983 millones hasta diciembre pasado y $ 1.263 millones acumulados hasta marzo. El año 2009 no arrancó mejor. Entre enero y abril el déficit ya supera los $ 300 millones. En los próximos días, la Auditoría General de la Nación (AGN) presentará un dictamen sobre estas cifras.

La crisis internacional y los cortocircuitos entre la gestión privada y los funcionarios empujaron a Aerolíneas y Austral a cerrar un balance peor al esperado. Cuando se inició el proceso reestatizador en el Congreso, la Secretaría de Transporte estimó una pérdida anual de u$s 250 millones. Pero el año cerró con un déficit de u$s 436,2 al tipo de cambio de ayer.

Sin timón claro y prácticamente paralizadas, Aerolíneas y Austral perdieron un 30% de ingresos con un barril de petróleo –principal insumo– que llegó a tocar los u$s 135 en julio.

En el Gobierno aducen que la conflictiva operación compartida con Marsans impidió revertir la situación y que tienen el verdadero control de la aerolínea de bandera recién desde 5 de febrero de 2009, cuando asumió la Unidad Administrativa, una suerte de directorio estatal compuesto por cuatro miembros, con Julio Alak como presidente y gerente general. Muestran como signos alentadores de menores gastos la caída del precio del crudo (ayer cerró a u$s 70,47). Despegan además a las compañías de la obligación de ser rentables. Remarcan la nueva misión social de conectar las distintas ciudades del país con Buenos Aires.

"Cuando asumimos, la participación en el mercado de cabotaje había caído a 51%, con apenas 300 frecuencias. Hoy tenemos 69% con 520 frecuencias", afirmó una fuente de Aerolíneas.

El peor mes del año pasado fue justo cuando el Estado decidió hacerse cargo de las empresas. La pérdida fue de u$s 62 millones. La administración gubernamental se apoyó en los gremios. Dos aumentos salariales de 19,5% y 15% más algunos "adicionales" llevaron el gasto en salarios de $ 34 millones a $ 100 millones. Jugó a favor que el petróleo bajó a u$s 35 dólares para diciembre, pero acompañado de un derrumbe del turismo local e internacional por la crisis financiera.

Ya en 2009, los primeros casos de gripe porcina espantaron a más pasajeros. Según datos no oficiales, Aerolíneas-Austral perdió u$s 10 millones en enero, u$s 20 millones en febrero, u$s 28 millones en marzo y unos u$s 32 millones en abril. "Son malos meses para el sector", contrarrestó una fuente de la empresa. "Las aerolíneas hacen caja a partir de junio", agregó el mismo informante.

El panorama mundial no es más alentador. Según cifras de la Asociación Mundial de Empresas de Transporte Aéreo, el sector perdió u$s 5 mil millones en 2008 y perderá u$s 9 mil millones este año.

A pesar del déficit millonario, la gestión estatal en Aerolíneas apunta a ampliar el servicio con más aviones. El secretario de Transporte, Ricardo Jaime, anunció la compra de 20 Embraer y negocia adquirir seis más. También se trajeron dos Boeing y vendrán otros 10 bajo el esquema de alquiler con opción a compra. Un acuerdo tripartito Marsans-Airbus-Aerolíneas podría sumar entre 12 y 14 aeronaves nuevas.

Mientras tanto, el apoyo con fondos públicos sigue siendo indispensable para mantener las compañías a flote. Y una vez terminado el juicio de expropiación a Marsans será necesaria una nueva capitalización estatal para poder revertir el patrimonio neto negativo de ambas (Aerolíneas –$ 484 millones– y Austral –$ 246 millones–), que las coloca en figura legal de disolución societaria.