Medical Jet aparece envuelta en múltiples causas judiciales. Desde su creación, a mediados de los años 90, la empresa del fallecido brigadier José Juliá pareció más armada para negocios oscuros que como el emprendimiento de un piloto retirado. Fue el presidente Carlos Menem el que pagó los servicios de su jefe de Fuerza Aérea con un contrato fantasma en el PAMI.

Los aviones de Juliá llevaron a pocos jubilados enfermos y a muchos funcionarios y amigos del poder a costa del Estado. Víctor Alderete recibió la orden y Juliá padre no tuvo que volver a preocuparse por el magro salario de militar retirado.

Su hijo Gustavo Juliá hizo buenos contactos políticos en ese época. Y consiguió ser nombrado gerente financiero del PAMI durante la administración de Eduardo Duhalde. De ser proveedor de servicios aéreos que no se cumplían a quedarse con decisiones importantes, la carrera de Gustavo Juliá resultó al menos sospechosa. A partir de 2003, un informe de la Auditoría General de la Nación reveló negociados en el PAMI. Los aviones de Medical Jet quedaron en la mira por sobreprecios en los contratos.

La compañía aérea y su subsidiaria Federal Aviation perdieron sus negocios seguros. La Justicia sospecha ahora que Gustavo Juliá hizo durante sus años de gestión en el PAMI contactos con la mafia de los medicamentos. Está probado que sindicalistas de todos los pelajes usaron los aviones de los Juliá.

Las causas en las que se víncula a esa empresa son de las más resonantes. Y las que tienen mayores condimentos políticos. Cayeron los hermanos Juliá en una captura de drogas en el aeropuerto de Barcelona. Esa historia abarca a carteles colombianos y mexicanos que mueven como si nada toneladas de cocaína en la Argentina, incluye intrigas y complicidades políticas que sólo empiezan a conocerse.

La cronología de los Juliá, Matías Miret -el copiloto detenido en España- y de Medical Jet sirve para evidenciar los huecos que deja el Estado en su presumida lucha contra el narcotráfico. Por el lado de los Juliá y sus aviones, fueron relacionados en el expediente con el asesinato de colombianos en Unicenter y, sin embargo, nadie hizo algo para investigar a fondo a esa compañía, la misma que consiguió en la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) un permiso para operar en un aeropuerto sin seguridad como Morón. De Miret se dice que tuvo prohibiciones para salir del país por una quiebra y que, así y todo, quedaron registrados viajes al exterior. Ahora se enlaza a los Juliá con el triple crimen y la mafia de medicamentos. Todo es posible en la Argentina.