El encuentro anual tiene como propósito constituir un ámbito propicio para el intercambio de ideas que permitan mejorar las sinergias entre las diferentes áreas de gestión y las políticas públicas. El panel integrado por los ex auditores generales de la Nación, Norberto Bruno y Héctor Rodríguez, el ex síndico de la Nación, Héctor Agustini y Aníbal Kohlhuber, abordó “El sistema de control a 20 años de la Ley de Administración Financiera”. En esta edición, nos dedicaremos a profundizar la temática del control tratada en esta presentación.

Los aspectos fundamentales de la exposición fueron la importancia de la rendición de cuentas y la incidencia que tiene el hecho de que la Ley de Administración Financiera fuera pensada y sancionada dentro de un marco de referencia político, económico y social de la Argentina de los años 90, muy diferente al actual.

En ese sentido, Héctor Rodríguez señaló: “Ahora que se reconoce la necesidad de un estado fuerte, para establecer y aplicar las regulaciones que se pregonan desde el centro a la periferia, G20 mediante, entre otros organismos internacionales, tenemos un estado débil, fruto de la concepción neoliberal del estado mínimo que ha fracasado

Por su parte, Norberto Bruno focalizó en la necesidad de formular un diagnóstico prospectivo acerca de los desafíos con los que deberán enfrentarse los organismos de control en el nuevo milenio y definir el rol que les cabe como actores en el control del Estado. Además, indicó que los llamados “controles por agencias asignadas” (SIGEN, AGN, FIA) deben tender a su integración y coordinación porque la “paradoja del control” es que cuando proliferan los organismos y su actuación se ve segmentada y aislada, lo más probable es que no haya ninguna clase de control”.

Para este especialista, tener buenos controles significa que se hagan a tiempo, que sean objetivos, que se enfoquen en asuntos importantes y, lo que es más elemental, que las recomendaciones que llevan los informes sean debidamente implementadas. De este modo, considera que es sumamente conveniente que la Auditoría Nacional sea investida de las facultades que ahora no tiene y que la pondrían en condiciones de hacer valer sus observaciones y así evitar irreparables daños a bienes y personas.  

Sumado a las exposiciones anteriores, Héctor Agustini se abocó directamente al control interno y, en este sentido, hizo referencia a que en la aplicación del sistema aún persisten debilidades entre las que destaca la débil cultura de control, el escaso impacto en el mejoramiento de la gestión pública e la insuficiente capacitación y actualización profesional.

Kohlhuber, en tanto, focalizó en la necesidad de adoptar funciones de diagnostico y seguimiento de actos de corrupción dentro de las actividades de los organismos de control. En este sentido, expresó que la existencia de estos actos “impactan en la credibilidad social que poseen las instituciones rectoras del control interno y externo”. No obstante, hizo mención a los esfuerzos por combatir la corrupción desde distintas entidades fiscalizadoras, a partir de la creación de áreas o unidades que se dedican a analizar y establecer procedimientos sobre estos aspectos; y también, los estándares en materia de control de la Organización Internacional de las Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI).

“Sería conveniente que se tomen acciones proactivas que permitan reducir o solucionar las cuestiones que aún están bajo crítica a pesar del paso de estos 20 años de la promulgación de la Ley de Administración Financiera. Adoptar practicas y procedimientos de lucha y prevención sobre esta problemática que entre otros perjuicios daña a la imagen de estas instituciones rectoras del control de la Hacienda Pública de nuestro país”, concluyó Kohluber.