El pasado 7 de agosto se llevó a cabo la jornada sobre el Hábitat Popular en la Ciudad de Buenos Aires organizada por Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC - CABA), de la que participaron la ex Diputada Kelly Olmos, la arquitecta María Alejandra Olivarez y el profesor Mario Aiscurri. Durante el evento, los panelistas dieron sus puntos de vista sobre las políticas púbicas de vivienda y los modos a través de los cuales deberían controlarse los programas que atienden este asunto. 

María Alejandra Olivarez dio inicio a la charla haciendo una distinción entre “hábitat” y “vivienda”, señaló que los programas que atienden la problemática de “vivienda” tienen un enfoque arquitectónico que supone que el beneficiario tiene un empleo estable y un salario permanente. Sin embargo, quienes se benefician con los planes sociales son aquellos que justamente, tienen inestabilidad en el trabajo e ingresos. 

Entre 1991 y 2010 la población en villas se triplicó alcanzando los 120.000 habitantes. En este contexto, según Olivares, no alcanza con construir casas y dar facilidades para su obtención, sino que también hay que incluir los servicios asociados a ese hogar, que van más allá de los tradicionales como gas, agua y electricidad. Hay que pensar en construir un “hábitat” en donde se tenga en cuenta la conectividad al transporte, la accesibilidad a los medios de esparcimiento, a los servicios educativos y de salud, entre otros. 

Otro de los puntos que destacó la arquitecta es que el Estado sigue estructurado en programas por jurisdicciones que no abarcan la problemática en su integridad. Tampoco alcanza solo con evaluar la ejecución presupuestaria. En otras palabras, las políticas públicas se “quedan cortas” para resolver el problema y, por tanto, los organismos de control no pueden hacer recomendaciones para mejorar la gestión pública.

En este contexto, Mario Aiscurri hizo una observación. El profesor planteó que la Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) está estructurada en “espejo” con la organización del Poder Ejecutivo porteño. Es decir, si hay un Ministerio de Desarrollo Social, entonces en el organismo de control hay una Dirección de Desarrollo Social que audita los programas del Ministerio, y así sucesivamente con cada uno de los Ministerios del PJ.

Aiscurri expuso que este esquema organizativo dificulta las evaluaciones integrales de las políticas públicas. Es por eso que insistió en la necesidad de enfoques transversales que permitan analizar un problema social en su integridad y no  como un sinfín de auditorías aisladas que no dan cuenta de la complejidad del tema.

Por su parte, Kelly Olmos comenzó su presentación con un ejemplo; solicitó al auditorio que imaginara dos inmuebles exactamente iguales, uno localizado en Villa Lugano y el otro en el barrio de Belgrano. Cuando preguntó cuál de los dos tendría mayor valor, la audiencia respondió que el ubicado en Belgrano. 

El ejemplo que expuso la licenciada sirve para entender que el costo constructivo es solo una de las dimensiones que forman el precio de una propiedad. La localización es clave, el modo en que está “servida” la zona también impacta el valor, entre otras cuestiones. 

Pero paradójicamente, los servicios recientemente mencionados no se financian solamente con los impuestos de los beneficiados, sino que es el conjunto de la sociedad quien contribuye a la realización de los “aminities”.  

Por otro lado, Olmos planteó que tanto en épocas de ajuste económico como de bonanza, los más pobres son corridos a zonas “periurbanas”, es decir, a los suelos peor servidos: sin conexiones, transporte, escuelas y hospitales. La ex diputada sostiene que hay que poner el foco en “cómo se captura la renta” de los más favorecidos para redistribuirla. 

Retomando con los asentamientos de emergencia, Kelly Olmos añadió que la rentabilidad en las villas es tan alta como la que se registra en los sectores más altos de la sociedad. 

Ya al finalizar, y a modo de solución, Olmos señaló la necesidad de “formalizar” a los sectores de villas –documentando a las personas, por ejemplo- e hizo hincapié en que no se puede pensar en una política de vivienda solamente desde la demanda porque si no se trabaja sobre la oferta de inmuebles, lo que ocurre es que al haber mayor demanda, las viviendas se tornan un bien escaso y por ende aumentan su precio.