Europa 2020 es la estrategia de la Unión Europea (UE) para generar las condiciones necesarias en función de un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Está basada en cinco objetivos principales: empleo, investigación y desarrollo; clima y energía; educación; integración social y reducción de la pobreza.

Una de las apuestas para mejorar la calidad de vida del medio ambiente es la regeneración forestal. Para ello, los Estados miembros fueron invitados a adoptar “principios de gestión sostenible” para beneficiar a las generaciones futuras.

Rumania, que se adhirió en 2007 a la UE, llevó adelante en 2014 una Auditoría de Gestión de la Administración Nacional del Fondo Forestal, en la que se prestó “especial atención” a la restauración de bosques y la mejora de las áreas forestadas.

La fiscalización estuvo a cargo de los auditores del Tribunal de Cuentas rumano, quienes determinaron que el “Fondo de Conservación de Bosques no pudo cuidar y regenerar el material en crecimiento que se generan en las superficies boscosas”. Por tanto, afirmaron que el Fondo tuvo “un impacto negativo en su respectiva protección y en las funciones económicas, ecológicas y sociales”.

Aunque el Fondo Forestal del Estado representa alrededor del 50% de aportes nacionales, “las regeneraciones realizadas alcanzan menos de un tercio del total”.

Es que a fines de 2013, “casi el 60% de las superficies que se sometieron a la tala ilegal no fueron restauradas dentro del plazo establecido”, mientras que “alrededor del 70% de la superficie regenerada fue de forma natural”. Este último método consiste en dejar crecer al bosque por sí mismo, con poca o ninguna intervención.

A partir de 2008, el Programa de Forestación de Tierras Degradadas dio un giro. A diferencia de aplicarle una “multa al que contamina”, se impuso una “tasa de medio ambiente a cargo de los propietarios de los bosques”. Así, la renta obtenida es tres veces más alta que los pagos realizados para apoyar los programas de repoblación forestal”.

Con una superficie de 238.400 km2, Rumania es el noveno país más grande de la Unión Europea y tiene “alrededor de 2,2 millones de hectáreas de tierras agrícolas degradadas que no pueden ser utilizadas para la agricultura, pero se pueden mejorar mediante la forestación”. 

A pesar de que para el período 2005-2013 se pensaba reforestar 156 mil hectáreas de tierras degradas, solo se logró repoblar con bosques a 18,5 mil hectáreas, lo que significa apenas el 12% del total.

A este ritmo, asegura el Tribunal de Cuentas, “se necesitarán 1.070 años para forestar las superficies de las tierras degradadas”.