Quién no se habrá preguntado alguna vez si los palitos de helado y las espátulas de madera que usan los médicos para bajar la lengua de los pacientes son la misma cosa. Pues bien, he aquí la respuesta: no, no son lo mismo, porque, en caso de serlo, habría que organizar una colecta urgente en quioscos porteños y llevar palitos al Centro de Atención Primaria que está en Villa Lugano. Es que, según la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), hasta eso falta en la salita llamada CESAC 5.

En rigor, el organismo de control de la Capital recorrió varios de los CESAC y encontró una serie de falencias que van desde las salidas de emergencia y los equipos anti-incendio, hasta tubos de oxígeno, pasando por el agua potable e incluso los guantes descartables. A continuación, los detalles.

Por ejemplo, en la salita número 8, del barrio de Flores, los auditores notaron que “los consultorios destinados a la atención tocoginecológica no tienen baño propio”, además esos espacios “son de reducidas dimensiones y resultan insuficientes en relación al promedio de consultas diarias”. Y hasta “la central telefónica no funciona adecuadamente”, dice el informe.

En el CESAC 41, que está en La Boca, llamó la atención del organismo de control el hecho de que “las salidas de emergencia no se encuentren señalizadas para permitir una fácil evacuación de todas las áreas”, como así también la falta de lugar físico en distintos sectores: “Tanto el espacio destinado a la recepción y archivo de documentación como la sala de espera son de reducidas dimensiones y resultan insuficiente en relación al flujo de pacientes diarios. (El centro) no tiene aulas para educación sanitaria o actividades docentes, ni tampoco para Servicio Social”.

La particularidad de esta sala, según la AGCBA, es que “atiende una población altamente vulnerable”, de la que sólo el 29% dispone de cobertura. De hecho, en su recorrida hecha en 2012 los técnicos detectaron “37 casos de plumbemia” entre las consultas pediátricas, y remarcaron que “las principales fuentes de contaminación son el Polo Dock Sud y la Cuenca Matanza Riachuelo”.

Siguiendo por la zona Sur, la Auditoría también visitó el CESAC 14 de Lugano, en la que “no funcionan correctamente las redes cloacales ni las cámaras sépticas”. Además, “no disponen de agua potable ni se controla periódicamente la higiene de los tanques de agua”, añade la investigación, aprobada a fines del año pasado.

Asimismo, se observó que “los pisos y paredes de todas las áreas se encuentran en mal estado de conservación; la iluminación natural y artificial son inadecuadas; las salidas de emergencia no están señalizadas para una correcta evacuación”. Y, si de seguridad se trata, el informe agrega que en la sala “no existe equipo reglamentario anti-incendios”.

Sin embargo, las falencias no se limitan a eso. Dice la AGCBA que el CESAC 14 “no cuenta con disponibilidad de oxígeno en todas las áreas de atención; no tiene depósito para medicamentos e instrumental; la planta física es inadecuada para la circulación de usuarios discapacitados; no hay lavatorios de manos en todas las áreas; la superficie de los consultorios es insuficiente para la función que cumplen; y los sanitarios no poseen elementos básicos de higiene”.

En esta sala, los consultorios de atención tocoginecológica tampoco tienen baño y, de hecho, a todos los espacios “les falta mobiliario e instrumental”. Tanto es así, que “no son suficientes los guantes estériles y descartables, y el equipo para esterilizar no funciona”.

El organismo de control reconoce que la salita sí tiene ecógrafo; el tema es que no hay ecografista.

Para completar, el informe enumera las falencias del CESAC 5, que también está en Lugano. Allí se descubrió que “no existe sistema de intercomunicación entre las distintas áreas, la central telefónica se encuentra fuera de servicio, lo que dificulta realizar llamados externos”.

Además, “los consultorios no cuentan con insumos mínimos como espátulas de Ayre baja lenguas, gasas, guantes estériles y descartables, al momento de esta auditoría”, dicen los técnicos y agregan: “Tampoco disponen de escalerillas, sillas, tensiómetros ni archivo de historias clínicas”.