La Auditoría General de la Ciudad reclama mejor control en las políticas de adicciones
Es que algunos centros son visitados cada 90 días pero el equipo de la AGCBA detectó que muchos pacientes abandonan los tratamientos antes de los 30. Los legajos que reflejan la situación de los centros terapéuticos no son homogéneos, por lo que no logran dan un panorama general del paciente y de la institución. Se encontraron inodoros sin asiento y un agujero en el cielorraso de una habitación.
La Dirección General de Políticas Sociales en Adicciones (DGPSA) “debería visitar más seguido a las comunidades terapéuticas dependientes de ONGs ya que lo hace cada 90 días y la mayoría de los pacientes abandonan los tratamientos antes de los 30 días”, concluyó la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) en su informe aprobado en abril de 2016.
También destacó que “los aspectos que relevan de los pacientes deberían homogéneos, tanto en cuestiones relativas al personal como en las condiciones edilicias y alimentarias”. A ello se suma que “en algunos casos se dan plazos de regularización y se verifica en visitas posteriores pero en otros, no”.
Las ONGs “son supervisadas por dos psicólogos de la DGPSA” a quienes la Auditoría les observó que “deben verificar los legajos de los pacientes”, ya que “de 29 informes de supervisión analizados, el 16% no tenía referencia de estos controles, el 55% manifestaba una conclusión positiva y el 20% una negativa”.
La Dirección tiene a su cargo a la Gerencia Operativa Asistencia Social en Adicciones y a la Gerencia Operativa Prevención Social en Adicciones. La primera “debe asistir a los ciudadanos que demanden atención para el tratar sus problemas con sustancias aditivas, con la reinserción social como eje”.
Por su parte, la segunda Gerencia debe “fortalecer las redes comunitarias y disminuir la vulnerabilidad de los porteños frente a situaciones relacionadas con el consumo de drogas”. Sobre este punto los auditores recomendaron que el Ministerio de Desarrollo Social, del que depende la Dirección en cuestión, “articule su trabajo con el de Educación en lo relacionado a la comunicación institucional, favoreciendo así, tanto a alumnos como a docentes, el acceso a los distintos programas de prevención”.
La DGPSA cuenta con cuatro efectores propios, que durante 2014 atendieron a 184 personas, y con comunidades terapéuticas a cargo de ONGs que prestaron servicio a 818 personas, a través de 18 centros durante el período auditado.
También existen Centros de Intervenciones Asistenciales Comunitarias que se encuentran ubicados en zonas de alta vulnerabilidad social y que durante 2014 asistieron a 198 personas. Un punto a destacar es que “los profesionales de estos centros caminan las villas y toman contacto con las personas más afectadas por las adicciones a fin de lograr un primer acercamiento”.
¿Cómo están los centros?
“En general, las condiciones edilicias de los establecimientos son adecuadas”, dice el informe de la AGCBA. No obstante, aclara algunas “debilidades específicas” como por ejemplo, “la falta de mantenimiento en algunos sanitarios”. En Casa Puerto “el 90% de los inodoros no tenían asiento y dos estaban fuera de servicio”.
En El Reparo, los auditores observaron “un agujero en el cielorraso de una de las habitaciones”, mientas que en la Fundación Creer es Crear se verificaron “la falta de revestimientos en algunos baños”.
La alimentación es otro punto débil. En todos los casos evaluados “las comunidades terapéuticas almacenan y conservan las provisiones de manera inadecuada y hay incumplimientos en la infraestructura del sector de alimentos no perecederos”. Tampoco cumplen con las temperaturas adecuadas para la conservación de los alimentos.
En Casa Puerto y Casa Flores “no se vieron prácticas de higiene en heladeras, freezer y microondas”, y en Casa Araucaria repitieron la observación, pero, esta vez, en insumos como repasadores y rejillas.