Según cifras oficiales, la cantidad de gente que tiene agua corriente y cloacas se mantiene prácticamente estancada desde 2016.

Y esto ocurre pese a que la Argentina se comprometió ante la ONU a universalizar el acceso al agua y el saneamiento para 2030 y toma mayor relevancia si se tiene en cuenta la relación directa entre el lavado de manos y la prevención del coronavirus

"Nos piden que nos higienicemos, pero hace ocho días que estamos sin agua", dijo hace poco menos de un mes Ramona Medina, referente social del Barrio 31 de Capital, quien días después de esa declaración murió de covid-19

Junto a otros barrios populares, comparte denominadores comunes: el hacinamiento y la falta de acceso a los servicios que, según autoridades sanitarias, conspiran contra las medidas de higiene y facilitan la circulación del virus. 

Agua va (y tiempo también)

Los datos sobre la proporción de casas y personas que disponen de servicios figuran en las encuestas permanentes de hogares que viene realizando el INDEC desde el segundo semestre de 2016, cuando retomó sus mediciones tras el llamado apagón estadístico, hasta fines del año pasado.

Según estos estudios, los porcentajes de acceso al agua corriente se mueven en torno al 88% de la población medida que, no obstante, también se modificó en los últimos años. 

Y algo parecido ocurre con las condiciones de saneamiento, la disposición de baños con descarga de agua y con las cloacas, que oscila entre el 65 y el 66% de cobertura según el período analizado.

Así como estas performances se vienen arrastrando hace un lustro, también se acorta el tiempo que le queda al país para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sustentable número 6 de Naciones Unidas, vinculado al acceso al agua y el saneamiento.  

Puntualmente, el capítulo argentino de la iniciativa supone, por un lado, la meta intermedia de lograr que todas las viviendas particulares lleguen a 2023 disponiendo del servicio de agua por medio de la red pública.

En ese sentido, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), que analizó las partidas presupuestarias que el país le destina a los ODS, esa meta intermedia supone la incorporación a la red de 9,5 millones de personas en los próximos dos años.

Para dimensionar ese esfuerzo, la misma investigación aporta que entre los censos de 2001 y 2010 se sumaron al servicio algo más de 3 millones de personas: es decir que, siempre siguiendo el ODS y los números del INDEC, en los próximos 36 meses, habría que triplicar la cobertura lograda en una década.

Por el lado de las cloacas, también hay una meta intermedia: llegar al 75% de las viviendas en 2023, y al 100% en 2030. 

¿Cuán lejos queda eso? Pues, tomando en cuenta la última EPH, dentro de dos años deberían estar incorporadas a la red pública 12 millones de personas, solo para alcanzar el mencionado objetivo intermedio. 

Y, otra vez, entre los censos de 2001 y 2010 lograron acceder a cloacas 1.409.000 personas: la cuenta da que la cobertura debería multiplicarse por ocho.

¿Quiénes no tienen agua y cloacas?

Como ya se dijo, los barrios populares comparten la carencia de servicios. No obstante, para ponerle números y ubicaciones a esa certeza, hay que apelar otra vez a la EPH del INDEC. 

Según el último de esos estudios, del segundo semestre del año pasado, aquel 11,8% de personas que no accede al agua corriente equivale a 3,3 millones de ciudadanos

La Oficina de Presupuesto del Congreso detalló que, hasta fines de 2018, el 95,5% de esa población vivía en el Gran Buenos Aires

En el caso de las cloacas, son 9.426.000 personas que no disponen de cobertura y se concentran -también- en el Gran Buenos Aires (61%), Gran Córdoba (10%), Gran Rosario y Gran La Plata (4% cada una).

Volver al trabajo en cuarentena

Frente a este panorama, el Ministerio de Obras Públicas anunció la reactivación de trabajos en todo el país. 

Las proyectos en cuestión, según se remarcó, prestan especial atención al cuidado de las condiciones laborales, que fueron establecidas en un acuerdo entre la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) y la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), y que suponen la realización de tareas exclusivamente a cielo abierto.

En lo que tiene que ver estrictamente con el agua y el saneamiento, la cartera prevé la ejecución de 178 obras.

Son varias las dependencias que tienen competencia en la materia: está, por un lado, la Secretaría de Infraestructura y Política Hídrica que “reactivará 46 obras en el corto plazo, ubicadas en 12 provincias”, indica un documento oficial del Ministerio. 

A eso se suman los 11 proyectos que va a encarar el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENHOSA) y que se harán en seis provincias.

La empresa AySA comenzó en abril 25 obras de cloacas y 15 de agua en municipios del Gran Buenos Aires y en Capital Federal, y prevé reactivar 53 proyectos más en el corto plazo. 

Por último, se indicó que retomarán 28 obras en el ámbito de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo, que supone tareas de limpieza y mantenimiento del curso principal de agua. 

Desde Obras Públicas contaron a este medio que “las obras se encontraban neutralizadas, o paralizadas y, por sus características, pueden ponerse activas en los próximos 60 días”, y completaron que “los trabajos previstos para el mediano plazo, se harán siempre que se cumplan con las condiciones de seguridad e higiene necesarias”.