Romper la pared: ¿Cómo llega un deportista argentino a ganar una medalla olímpica?
La gloria del deporte argentino se explica con grandes deportistas y equipos legendarios como Las Leonas. Josefina Sruoga, ganadora de la medalla olímpica en Londres 2012, cuenta cómo fue su carrera y su crecimiento profesional, pese a las dificultades.
En agosto se realizaron los Juegos Olímpicos de París 2024, el evento nacido en la antigua Atenas que reúne a los deportistas de élite de todo el mundo.
El balance de Argentina dejó un saldo de 3 medallas: una de oro, obtenida por José “Maligno” Torres en la disciplina BMX Freestyle; una de plata, del equipo de vela en la categoría Nacra 17 mixto; y una de bronce, de parte de Las Leonas, que vienen haciendo historia en hockey femenino desde su primera medalla de plata en el año 2000.
Las dificultades que existen en el país para el financiamiento del deporte y el amateurismo hacen que los atletas tengan que trabajar o estudiar a la par del entrenamiento. A pesar de esto, en el ranking de ganadores olímpicos, el país cuenta con 80 medallas, posicionándose en el puesto 36 de 109 naciones.
El Auditor.info dialogó con Josefina Sruoga, ex integrante de Las Leonas y parte del equipo ganador de la medalla olímpica en Londres 2012, quien contó cómo fue su carrera, su crecimiento profesional dentro del deporte para llegar a competir y triunfar, pese a las dificultades.
-¿Cómo nace un deportista en Argentina?
Al ser un deporte amateur, el hockey en Argentina, uno arranca por pura diversión. En mi caso, arranqué en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), desde muy chiquita, porque también mis hermanas jugaban ahí. Con el tiempo, creciendo, empecé a darme cuenta de que me interesaba en serio, o que lo quería para algo más.
Hoy eso cambió y desde mucho más temprano empiezan a interesarse más seriamente en el deporte, van a clínicas específicas o se involucran más en la alimentación. Eso lo veo desde mi profesión, porque soy licenciada en Nutrición.
Desde mi lado lo viví de una forma totalmente distinta, una forma súper recreativa, siempre disfrutando el deporte y aspirando a estar en la Primera de mi club. Después me convocaron a distintos partidos regionales, y ahí empecé a entrenar para estar en un punto más alto.
Todo se fue dando: me convocaron para representar primero al Seleccionado de Buenos Aires; luego me llamaron de Las Leonas, para Las Leoncitas. Más tarde, me citaron para el proceso de mayores. Fue algo natural, ya que no aspiraba a estar allá. Recién estando en el seleccionado mayor uno tiene una ayuda económica, una beca, pero lejos está de ser un deporte profesional en Argentina.
-¿Cómo se complementa el deporte amateur con otros objetivos, como tener otro trabajo o estudiar?
Yo nunca viví el hockey, en mi formación deportiva, como un trabajo. En otros países, como los Países Bajos, por ejemplo, es profesional como el fútbol.
En Argentina lo que sucede es que se empieza de una forma motivacional, social o educativa. Después vas creciendo y te planteas estudiar o trabajar a la vez, como me pasó a mí, que siempre seguí estudiando y nunca dejé mi carrera. Por suerte me apoyó mi familia porque no podía trabajar a la vez.
Hoy en día se está utilizando que les paguen a algunas chicas por jugar en un equipo, para levantar el nivel del club. En mi caso siempre jugué en GEBA, y Carlos "el Chapa” Retegui, nuestro entrenador de Las Leonas, prefería que nos quedemos acá y que juguemos en Argentina.
Simultáneamente continué mi carrera despacito, aunque no pude trabajar porque entrenaba doble o triple turno. Una vez que renuncié al seleccionado, pude recibirme y dedicarme a mi profesión, que ejerzo actualmente. Hoy en día hago las dos cosas.
-Teniendo en cuenta las dificultades, ¿de qué depende llegar a los Juegos Olímpicos?
En el momento en que jugué en el seleccionado nos apoyaba económicamente la Secretaría de Deportes y el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD). Esas cuestiones dependen de cada país, y obviamente hay algunos que pueden apoyar mucho más el deporte, pero desde que se creó el ENARD el apoyo a los deportistas olímpicos fue mucho mayor.
Creo que lo que tiene que estar siempre es el esfuerzo y la dedicación, que el argentino tiene, el estar convencido de lo que uno quiere y dar todo por eso. Que no esté todo perfecto o que no haya recursos como en otros países genera mayor compromiso, dedicación, y eso se nota a la hora de competir; ese es un plus que tenemos nosotros.
Que todo cueste un poco más nos hace adquirir valores. Las Leonas tienen valores humanos muy fuertes, y eso nos hace estar donde estamos y dar todo por nuestro país. Así es como nos criamos, y no lo pensamos como un sustento de vida, lo pensamos como lo que nos gusta y nos apasiona, el equipo y la solidaridad. El deporte a mí me formó humanamente, y eso es lo que traslado a mi club cuando entreno a chicas y a mi hija: esforzarse por lo que uno quiere. Y también que así se puede llegar a lo que deseamos, no siendo el dinero lo único importante, o tener la marca y el sponsor.
El deporte de alto rendimiento es mucha cabeza y cuerpo, pero principalmente cabeza, y tener el apoyo para bancarte todo lo que eso genera.
-¿Cómo es el entrenamiento de un deportista de alto nivel?
Todo es importante. Nosotras entrenábamos de lunes a viernes, doble o triple turno, según el torneo que tuviéramos adelante, y los viajes, ya que teníamos que viajar casi todos los meses. Entrenábamos todos los días con entrenamiento no solo físico, sino táctico, entrenamiento mental, yoga. Hicimos de todo, y cuanto más uno pueda abarcar, mejor.
Por fuera de la cancha también se hace elongación y es muy importante el tema de cómo comer, no tomar alcohol, no salir los fines de semana porque si no el cuerpo no te da. Uno tiene que estar al 100% y cuidar su lugar porque hay un montón de chicas que quieren estar.
-¿Relacionas tu profesión con el deporte para ayudar a que otras personas puedan seguir compitiendo?
A mí me gusta mucho la educación alimentaria, enseñar qué comer para alguien que practica un deporte de alto rendimiento. Las personas que hacen alguna actividad tienen más conciencia de esto, y mi experiencia deportiva y mi crianza me hacen mezclar las dos cosas.
La parte humana es muy importante porque tiene que ver con los valores con los que uno creció, y eso es lo que trato de transmitir. Trato de juntar las dos cosas, en el club fomento la buena alimentación y en el consultorio la práctica del deporte.
En Quilmes High School Hockey Club me encargo de la parte de Coordinación Deportiva y del entrenamiento de chicas, también estoy jugando, pero les transmito a ellas lo que es una buena nutrición. Me sale naturalmente transmitir toda la experiencia adquirida en años de dedicarme a esto.
-La vida de un deportista de alto rendimiento, ¿tiene un inicio y un final? ¿Hay una edad para retirarse?
Depende de cuándo arranque tu momento profesional y tu crecimiento deportivo. Eso me tocó de muy chica y hay jugadoras que por ahí arrancan más grandes, ya que no hay una edad en la que uno empieza o termina, depende del proceso deportivo de cada uno. Si te mantenés en buenas condiciones y seguís rindiendo, podés estirar la carrera y retirarte más grande. Depende del físico y de la capacidad que tengas para mantenerte en el nivel.
En mi caso empecé desde muy chica, a los 12 años, y por eso no siento que me haya retirado joven. Fueron muchos años de competencia y entrenamiento a full, y me retiré a los 25 años. En el seleccionado mayor estuve desde el 2008 hasta el 2015, entrenando a full todos los días y viajando una vez por mes. Viví muchas cosas en ese tiempo. Fueron 8 años de dedicación full full al equipo, para mí es un montón.
Siempre pensé que iba a hacerlo a ese nivel mientras lo disfrute, mientras siga teniendo esa pasión. Pero también quería recibirme, disfrutar de mi hija. No hay una edad de inicio o fin, sino que eso depende de cada deportista.
-¿Qué sentiste cuando recibiste la medalla de plata en los Juegos Olímpicos?
Fue de las cosas más increíbles que me pasaron en la vida, el “Disney” de los deportistas, a donde todo deportista quiere estar, con la mezcla de culturas y la mezcla de atletas, todos coexistiendo en un mismo lugar y apuntando a lo mismo. La Villa Olímpica también es algo indescriptible, estar con la gente de tu país, de otros países y con la gente de todos los deportes. Es súper enriquecedora esa experiencia. La medalla la tengo ahí a la vista porque es lo más preciado que tengo.
Uno se va haciendo consciente con el pasar del tiempo, ya que con tanta vorágine de viajes y entrenamiento no te das cuenta en el momento de lo importante que es. Cuando pasan los años y uno ve en la tele un juego olímpico, te emocionas como si estuvieras ahí, y pienso: “Yo tengo una medalla de plata, estuve ahí”, y además son muy pocos los argentinos que la tienen.
Uno valora más cuando se aleja que en el momento, ya que cuando perdimos la final hasta estábamos con bronca por haber perdido, pero realmente fue algo difícil de explicar y te das cuenta de que todo valió la pena.
-¿Cómo ves este momento del deporte en el país desde tu lugar como profesora y entrenadora?
Creo que está bueno que el ENARD, la Secretaría de Deportes y las asociaciones apoyen las distintas disciplinas. Es importante que tengan ese sostén para dedicarse completamente a eso. Los sponsors también dan la posibilidad de dedicarse a eso y de no trabajar en el momento. Pero también es importante que sigan estudiando para cuando se termine la beca o el apoyo.
Se está intentando apoyar a los deportistas olímpicos para que puedan dedicarse a eso y no estar pensando en trabajar al mismo tiempo en otra cosa.
Lo lindo que tiene el deporte es que está cada vez más difundido, se anotan cada vez más. Hay que ver cómo se le saca el provecho a tantas jugadoras. Una se ilusiona porque hay mucho talento, hay gente, hay jugadoras, y en todos lados hay hockey. Ahora hay que apuntar a seguir haciendo, mejorar y pulir, y que las chicas que llegan a un nivel olímpico puedan dedicarse completamente a eso.
-¿Qué es lo que tiene el grupo de las Leonas para llegar siempre a ganar medallas o generar expectativas en la gente que las alienta?
Lo que tienen son los valores que transmiten desde ese momento cuando se crearon. La garra, la entrega, y por eso se eligió ese animal que representa todo eso. Eso se fue manteniendo de generación en generación y se construyen esos pilares. No depende de los nombres, sino que esto se mantiene siempre.
Aunque algunas como Lucha Aymar, que fueron distintas y que a nivel mundial fueron distintas. Ella fue la mejor de la historia y la mejor del mundo muchos años seguidos, tuve la suerte de compartir con ella la cancha muchos años.
Más allá de eso, hay muchas buenas jugadoras, pero lo que mantiene a “Las Leonas” ahí es el espíritu de equipo. El entrenamiento, el compañerismo, la voluntad, las ganas y, sobre todo, la pasión.