Un mundo complicado
Los problemas en el mundo se han ido acelerando en los últimos tiempos. Muchos se originan en meros caprichos humanos. Pero son de todo tipo y carácter. Sumados, preocupan. Porque en estos tiempos, pese a que algunos las configuran férreamente, no hay fronteras. Sólo existen para los inmigrantes desamparados. El desarrollo tecnológico ha posibilitado que todo lo que ocurre en el resto del mundo repercuta en nosotros.
A modo de repaso, por un lado, Donald Trump, en otra vuelta de furia, amenaza con sacar carpetazos contra periodistas y medios que lo critican. La caza de brujas parece deleitarle. Como se sabe, The New York Times y el Washington Post han puesto al desnudo mentiras en las declaraciones del jefe de la Casa Blanca. Se burlaron, por ejemplo, de la intención del presidente de querer comprar Groenlandia y justificaron la reacción de Dinamarca por la negativa. La isla es territorio autónomo del gobierno en Copenhague. Trump se enojó como un adolescente cuando le contestaron que no estaba en venta. No se venden territorios desde el siglo XIX (Estados Unidos le compró Alaska a Rusia en la segunda mitad de ese período)
Aunque no se crea, parte de la comunidad latina en los Estados Unidos apoya a Trump en su política migratoria porque su estrategia económica “asegura el empleo”. Esa política incluye detener a los que cruzan el muro que delimita la frontera con México y separar a padres de hijos ad-eternum en campos de residencia permanente. Allí no se acaba la estrategia oficial: también han impuesto redadas para expulsar la mayor cantidad de inmigrantes sin papeles, a quienes no se les dan opciones. Debe recordarse que mexicanos y latinoamericanos vienen realizando en el país del norte los trabajos más duros y difíciles como es la recolección de uvas para vinos, la limpieza, la gastronomía desde la cocina para adentro. Lo han hecho a lo largo del último siglo y medio.
Por otro lado está la reyerta entre Jair Bolsonaro, a cargo del Ejecutivo en Brasil, y Emmanuel Macron, jefe de Estado de Francia, que parece incomprensible y hasta infantil. El G-7, grupo de los países más ricos del mundo, dispuso entregar un monto importante (U$S 20 millones) para que Brasil encare decididamente los incendios en el Amazonas, pero su presidente avisó que no piensa recibir ese respaldo hasta que Macron no le pida perdón por su acusación de desidia ante la tragedia de la quemazón del "pulmón del mundo".
Lo que se da en llamar “La Amazonia” concentra la mayor cantidad de agua dulce del mundo y es cuna de la biodiversidad del planeta. Todavía soporta llamaradas que comprometen a los bosques de los países vecinos. Pero no es la primera vez, en 2004 la deforestación era peor que ahora. Se vienen reemplazando árboles por soja y otras cosechas. Así, intervienen muchos intereses.
La Amazonia brasileña no está integrada sólo por la foresta. Allí viven 30 millones de personas que, además, trabajan. Son también muy afectadas las tribus aborígenes, víctimas de las decisiones de algunos parlamentarios que no las tienen en cuenta. Los defensores de la región argumentan que la tecnología moderna hace posible el aprovechamiento sostenible de los bosques tropicales y su uso como fuente de nuevos medicamentos y formas de energía renovable.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos está teniendo muy graves consecuencias. El presidente norteamericano casi obligó a las empresas estadounidenses a retirarse del territorio que gobierna Xi Jinping y mudarse a otras regiones de Asia si fuera necesario. Numerosos productos de escasa, mediana y alta precisión (entre ellos los IPhone) son elaborados en China donde la mano de obra es barata y las cargas no son elevadas. Eso crea un problema de muy complicada solución porque no sólo es cuestión de traslado de las compañías sino encontrar países donde la mano de obra tenga calidad y ofrezca seguridad.
Por su parte, Angela Merkel, la más sensata e importante líder democrática de Europa prepara sus valijas para irse del poder. Carga con desgastes, enfrentamientos y, según se dice, algunos problemas de salud. Queda Macron como interlocutor pero no puede hacer frente al nacionalismo extremo que se ha adueñado del viejo continente.
Por su lado, Putin desde Rusia sigue financiando a todos los movimientos nacionalistas y xenófobos y racistas del mundo.
El Brexit ya es un escándalo en la historia de Inglaterra. Boris Johnson, Primer Ministro, increíblemente sostenido por la Reina, ha clausurado el Parlamento para llevar a cabo la ruptura dura (sin arreglo) con el Mercado Común Europeo. Los manifestantes que vienen cuestionando la maniobra hablan de un golpe de Estado, algo nunca escuchado en el archipiélago. El futuro es negro para los británicos y extranjeros. Gran cantidad de técnicos se han mudado a Europa, lo mismo que importante compañías.