Publicado en el suplemento

Acciones para la Participación Ciudadana de Diario Perfil

Hace 20 años, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 25 de noviembre como Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. La decisión está basada en un hecho ocurrido cuarenta años antes, en 1960, cuando Rafael Trujillo, dictador de República Dominicana, ordenó asesinar a las hermanas Patria, María Teresa y Minerva Mirabal, activistas en contra de su régimen. A 60 años de aquel hecho, la situación no mejoró en absoluto: en América Latina, son asesinadas 48 mujeres por día.

En Argentina, hay un femicidio cada 29 horas. En los más de 240 días de aislamiento obligatorio, hubo 171 femicidios y cuatro transfemicidios, según datos del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, de La Casa del Encuentro, una asociación civil que trabaja la temática desde 2008. Pero la violencia de género no solo se cobra la vida de mujeres: en este período, 208 niños y niñas quedaron sin madre y hubo 11 femicidios vinculados de varones adultos y niños. Es decir, aquellos con vínculo familiar o afectivo con la mujer, que también fueron asesinados para provocar un daño mayor sobre la víctima. Los autores del 61% de estos crímenes fueron sus parejas o exparejas. 

“Las estadísticas muestran que con el aislamiento ascendieron un 40% los llamados a la Línea 144 por consultas, asesoramiento y ayuda. Este es un dato para mirar con alarma. Asimismo, la Procuración de la Provincia de Buenos Aires dio cuenta de que en los primeros 100 días de aislamiento fueron asesinadas 33 mujeres, un 73% más que en el mismo periodo del año pasado. Cuando termine 2020, se podrá comparar mejor, pero efectivamente se agravó la situación en pandemia. El confinamiento en los hogares, donde las mujeres quedaron aisladas junto a sus agresores, potenció el riesgo”, explica Mariana Carbajal, periodista especializada en género.

“El panorama es grave”, confiesa Ada Rico, presidenta de La Casa del Encuentro. “Estamos esperando que se habilite la atención presencial -continúa-. Tenemos un centro de asistencia que ahora está cerrado. No es lo mismo atender de manera remota, porque ellas -las víctimas- siguen encerradas con sus victimarios y no pueden denunciar, ni realizar un llamado telefónico porque ellos -la amenaza- están cerca. Acompañar por teléfono se volvió más complicado y bajó el porcentaje de mujeres que llegan a realizar la denuncia”.

Creada por la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres, la Línea 144 es un número telefónico gratuito de emergencia para la contención, el asesoramiento y atención de personas que enfrentan situaciones de violencia de género. Entre marzo y septiembre, se recibieron 60.449 comunicaciones, lo que representa un aumento del 20% con respecto al año anterior. Del total de llamadas de 2020, el 89% corresponde a violencia doméstica y un 67% refirió haber atravesado situaciones de violencia física. En el 91% de los casos, el agresor es un varón. La semana pasada, se puso en marcha el Sistema Único de Registro de Denuncias por Violencia de Género (URGE) para homogeneizar la información, bajo la órbita del Ministerio de Seguridad de la Nación.

“Es tremendo, esto pasa en los hogares, en el lugar más íntimo. Muchas veces, no se toma dimensión de lo que es vivir permanentemente con miedo de que te puedan matar”, observa Carbajal. La violencia por motivos de género afecta a mujeres y personas del colectivo LGTB, pero también a niños, niñas y adolescentes de diferentes maneras. No solo la agresión física es una forma de violentar. También están el hostigamiento verbal, psicológico, sexual, simbólico, institucional, laboral o económico.

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