El turno
La lágrima cae. Apenas ver el mundo le nace la intriga y pide suelo.
Pintará piel, esquivará el pañuelo que se ofrece en su propia vergüenza. Ante el llanto, los pañuelos se descolocan con facilidad. Son herramientas blandas aguardando una orden.
La lágrima se empeña en buscar y se deslizará perdiendo fuerza. Deberá esperar a que la siguiente lágrima la empuje.
Piensa en la tierra, la anhela, para brotar y para ver.
La lágrima, las lágrimas, nunca saben quién las llora. ¿Cómo explicarles que hoy me toca?