Unos cuantos piquetitos
Es una de las obras más sangrientas de Frida Kahlo. La hace al enterarse de que un hombre mató a su pareja y, como defensa, el asesino argumenta que sólo le dio “unos cuantos piquetitos”.
“Piquetitos” aquí es sinónimo de “pinchazos”. La verdad es que la apuñaló más de 20 veces.
Mirando en nuestro entorno, la sociedad aplica “unos cuántos piquetitos” cada día. No prestar atención a las evidentes señales que van dejando las víctimas hace que, cada pocas horas, en este mismo instante, una mujer esté a punto de perder la vida o, directamente, la pierda.
La imagen tiene sangre en el cuerpo sin vida de la mujer, en el femicida, en el pañuelo que guarda en su bolsillo, en la cama, en el piso, en la firma de Kahlo y en el marco. Se sale del cuadro pretendiendo salpicarnos, involucrarnos.
Una obra artística pero a la vez una realidad que nos dice que no seamos espectadores, que ser varón no es una coartada ni un certificado de impunidad. No contemplemos. Estamos en el cuadro.