La primera peste contada por Tucídides
El hombre y las sociedades son más frágiles de lo que se creería. Plagas, pestes, epidemias de larga duración han sido descritas por los primeros grandes narradores.
Aunque en el año 431 A.C Atenas estaba en el cénit de su poder y poseía un gran imperio de la mano del constructor del Partenón, Pericles, el enfrentamiento con Esparta era constante y trágico. Este período de auge se terminó con la llamada "Guerra del Peloponeso". Con los años Esparta cercó a Atenas, que sufrió escasas bajas. En la primavera del 430 A.C, el pueblo de la gran región de Ática volvió a refugiarse en Atenas. La ciudad quedó abarrotada y los espartanos devastaron primero las zonas rurales cercanas y luego cortaron todas las redes de suministros de alimentos.
En los primeros días comenzaron a pasar cosas raras en Atenas. El primer gran historiador Tucídides, nacido en 460 A.C. y fallecido en 398 A.C., documentó este momento particular que cambiaría el rumbo de los hechos. "Aquellos que disfrutaban de la salud más perfecta se veían súbitamente atenazados y sin causa alguna por dolores de cabeza de extrema violencia, los ojos inflamados y muy rojos". Les sangraban las gargantas y la lengua, y el aliento les salía con dificultad y con un olor desagradable", escribió.
Según el historiador, empezaban a tener una tos violenta y vómitos dolorosos, y luego los cuerpos se cubrían de marcas, arañazos y pústulas, al punto de que la persona enferma "ya no podía soportar ni el roce de la más fina tela, sino que tenían que quedarse desnudos". Además, sufrían una sed abrasadora y “lo único que deseaban era nadar en agua fría”.
De acuerdo a lo relatado por Tucídides, esa peste había surgido en Etiopía, para luego extenderse hacia Egipto y Libia, antes de llegar a “El Pireo”, el puerto ateniense. La enfermedad se extendió y el historiador cayó enfermo. Aunque él se curó, la mayoría moría al noveno día. Otros quedaban ciegos o perdían totalmente la memoria y llegaban a olvidar el nombre de sus familiares y amigos.
Muchos cadáveres esperaban al aire libre ser enterrados pero fueron víctimas de las aves de rapiña y bestias que se alimentaban de carne humana. Fallecieron también médicos y cuidadores. Además, muchos refugiados murieron como chinches y, según Tucídides, en sus refugios precarios "apenas había sitios para respirar".
Basándose en estos datos de "una epidemia que no tiene paralelo en la memoria humana", Atenas nunca se recuperó totalmente de su imperio: la población de la ciudad tardó muchos años en recuperarse: murió, aproximadamente, un tercio de su población y la guerra continuó otros 25 años hasta la derrota final de Atenas.
Pero, ¿en qué consistió esa enfermedad? Los médicos de la época la denominaron "miasma". Pasado el tiempo los conocidos señalaron que fue la primera aparición en Occidente de la peste bubónica. Pudo ser también el tifus, el ébola e incluso el ántrax que pudo incubar el ganado confinado en la ciudad durante el asedio de los espartanos.
Otras versiones estiman que puede haberse tratado de la escarlatina u otra dolencia que desde entonces haya mutado a una forma menos letal, como el sarampión, o haya desaparecido por completo, dada la superpoblación y las malas condiciones de vida. Quizás nunca se llegue a saberse qué fue lo que atacó de tal forma a los atenienses.
El Imperio Romano se vio atacado por varias epidemias terribles. La más fatal fue la peste bubónica. Los soldados romanos expandieron la enfermedad por todo el imperio.