El 10 de octubre se conmemora el día mundial de la Salud Mental. Desde 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) le asigna a esta fecha una temática determinada con el objetivo de concientizar sobre las diferentes ramas de la problemática.

Según la propia OMS, en la adolescencia y los primeros años de la edad adulta se producen muchos cambios: cambio de colegio o de hogar, entrada en la universidad o en el mundo laboral. Para muchos es una época apasionante, pero también puede ser causa de estrés o aprensión. En algunos casos, si no se reconocen y controlan, estos sentimientos pueden causar enfermedades mentales, explicaron.

La mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años, pero la mayoría de los casos ni se detectan ni se tratan, indicaron y agregaron, con respecto a la carga de morbilidad entre los adolescentes, la depresión ocupa el tercer lugar. El suicidio es la segunda causa de muerte entre los 15 y los 29 años.

Esta Organización internacional también remarca que el uso nocivo del alcohol y de drogas ilícitas entre los adolescentes es un gran problema en muchos países y puede generar comportamientos peligrosos, como las prácticas sexuales de riesgo o la conducción temeraria. Otro problema son los trastornos alimentarios.

Sobre como buscar soluciones a esta temática destacaron que la inversión pública y la participación de los sectores social, de salud y de la educación en programas integrales, integrados y basados en evidencias para la salud mental de los jóvenes son esenciales. Esta inversión debe vincularse con programas que den a conocer a los adolescentes y a los adultos jóvenes cómo cuidar su salud mental y que ayuden a sus compañeros, padres y maestros a saber cómo prestar apoyo a sus amigos, hijos y alumnos. Este es el objetivo del Día Mundial de la Salud Mental de este año, argumentaron.

Argentina

Si la OMS destaca que para prevenir este tipo de enfermedades la prioridad debe ser la inversión, en Argentina parece que se da el caso opuesto. En 2015 este medio informó cómo la Auditoría General de la Ciudad encontró que la Dirección General de Salud Mental no tiene un plan donde se establezcan objetivos y metas a cumplir a largo, mediano y corto plazo (ver acá).

Unos años antes, la AGCBA también realizó un informe sobre el Centro de Salud Mental Dr. Hugo Rosarios, en donde trabajaban 283 profesionales de los cuales solo 62 son pagos y 221 trabajan en calidad de concurrentes, becarios y pasantes. Los trabajadores de la institución eran psicólogos, psiquiatras, musicoterapeutas y otras tantas especialidades (ver acá).

Más atrás en el tiempo, en 2011, el mismo organismo de control sostuvo que el edificio del Centro de Salud Mental Arturo Ameghino se encontraba en una situación de riesgo que requiere una urgente evaluación por personal especializado (ingeniero civil). El informe explicaba que había un hundimiento de la tierra y la loza en la parte trasera del Instituto, lo que genera un desplazamiento del contrafrente que es perfectamente apreciable en la terraza del sector (ver acá).

En mayo de este año el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) visitó el hospital psiquiátrico Melchor Romero y encontraron condiciones edilicias deplorables, falta de higiene y, en particular, elementos de sujeción en las camas. Los edificios que alojan el Servicio de Atención en Crisis y los servicios de Agudos tienen que entrar en obras de reformas edilicias porque no tienen condiciones de habitabilidad, con partes del cielorraso caídas, roturas en las ventanas, filtraciones con riesgo eléctrico. La licitación está prevista recién para el segundo semestre de este año, señalaron (ver acá).

Estos son sólo algunos ejemplos de los muchos problemas que hay en el país en torno a la temática y que se vienen sucediendo sistemática y sostenidamente en el tiempo. Parece que mientras la OMS dice que la ruta es la intervención del Estado, en Argentina se transita en el sentido opuesto.

Sin hospitales al 2020

El Movimiento de Usuarios y Trabajadores en Defensa de la Ley Nacional de Salud Mental viene realizando una serie de eventos y reclamos en torno a esta temática. En mayo de este año, en Rosario, convocaron a los ciudadanos a que se acerque al Parque España para ser parte del festival Salud mental somos todxs.

Somos un grupo diverso conformado por usuarixs de los servicios de salud mental, familiares y trabajadorxs del campo de la salud mental, discapacidad, desarrollo social y adicciones, explican. Desde diciembre de 2015 comenzamos a reunirnos para defender la vigencia de la Ley Nacional de Salud Mental e impulsar su plena implementación, posicionándonos frente a la asunción de nuevas autoridades en la Dirección de Salud Mental Nacional que tuvieron expresiones contrarias a la ley y que participaron en procesos de tercerización, privatización del sistema de salud y la represión policial en el Hospital Borda, remarcan.

La consigna es clara, el fin de los manicomios hacia 2020: Nos unimos con el objetivo de fortalecer lo adquirido, de resistir ante medidas arbitrarias y dar conquista a nuevos escenarios necesarios para la salud mental, como el pedido de plena implementación del Órgano de Revisión Provincial. Nos preocupa el avance de las políticas de seguridad en detrimento de las políticas de salud; ya que el encierro punitivo aumenta de manera exponencial.

Pero la lucha no termina ahí porque, en septiembre, el Presidente de la Nación tomó la decisión de eliminar ministerios. Uno de los que desapareció fue el de Salud, encargado de la creación de políticas y programas que le garanticen a la población el acceso a la atención en salud, en tanto derecho humano fundamental y además Autoridad de Aplicación de la Ley de Salud Mental.

Además del estado edilicio defectuoso, la precarización laboral vigente, la falta de insumos, la mala atención a pacientes y familiares de usuarios, 2018 cierra con la preocupación de que la Ley Nacional de Salud Mental, al no tener autoridad de aplicación, pase a manos privadas y queden personas sin ser tratadas.