Estamos peor que nunca, dijo un operario del Laboratorio de Ensayos de Materiales (LEM) al referirse al estado de la institución que depende de la Dirección General de Defensa y Protección del Consumidor porteña. El año pasado, Gestionpublica.info realizó un informe donde se retrataba la falta de mantenimiento del organismo dedicado al control de los materiales que se utilizan en las obras públicas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Un año después, los propios trabajadores afirman que la situación empeoró.

El principal reclamo de los empleados del Laboratorio, que funciona desde 1937 con este nombre (pero que se fundó hace 105 años como Instituto Experimental de la Construcción), tiene que ver con el traslado del Centro de Gestión y Participación (CGP) Nº6 al predio donde funciona el LEM. De hecho, en la página web de la Subsecretaria de Acción Ciudadana porteña se anuncia que ya está inaugurada la nueva sede Comunal en Patricias Argentinas 277.

Finalizadas las obras e instalado el CGP, el lugar físico del Laboratorio se vio reducido. Cuando se proyectó la construcción se conformó un plan en conjunto entre el Gobierno porteño y los trabajadores que, tal como informaron, nunca se respeto. Incluso, el Gobierno de la Ciudad creó un área en la parte superior del edificio para la realización de análisis químicos, pero aún no habilitaron la escalera de acceso, por lo que no hay forma de ingresar al área. Según pudo observar gestionpublica.info, el LEM hoy se ubica dentro de un galpón en el que se hallan máquinas apagadas, muy deterioradas, y pilas de materiales de construcción sin analizar.

El legislador porteño por Proyecto Sur Fabio Basteiro, quien realizó pedidos de información al Gobierno de Mauricio Macri y motivó un amparo judicial para frenar el traslado del CGP N°6, denunció, en diálogo con gestionpublica.info, que el Laboratorio no cuenta con insumos ni con instrumentales necesarios y añadió que hay una decisión política del Ejecutivo para minimizar las funciones del LEM.

Este Laboratorio, que llegó a tener 120 trabajadores en 1983 y hoy cuenta sólo con 20, no posee presupuesto propio, sino que depende de las transferencias de la Dirección General de Defensa y Protección del Consumidor. El tema laboral se resolvió de manera formal: no hay despidos ni  traslados. Pero en los términos facticos cada vez tienen menos trabajo, confirmó Basteirio y agregó: Hay una decisión política de tercerizar lo que es el control.

En cuanto al amparo presentado ante la Justicia, el Diputado porteño consideró que fue insuficiente, ya que sólo contempló el tema de los trabajadores que terminaron haciendo un acuerdo con la Dirección y se dejo de lado la agonía que atraviesa el laboratorio. Además, calificó la situación del LEM como crónica de una muerte anunciada

Basteiro explicó que si se actualizan los precios para realizar trabajos para cualquier tipo de obras el LEM podría tener niveles interesantes de rentabilidad. En la actualidad, las pruebas realizadas en los centros privados cuestan 25 veces más que en el LEM. Nos ahorraríamos mucho dinero y se potenciarían los controles, concluyó el Diputado de Proyecto Sur.

El impulso que no llegó

Hace dos años, desde la página de la Subsecretaria de Atención Ciudadana se anunciaba la intención del Gobierno de la Ciudad en dar un fuerte impulso al trabajo que desarrolla el Laboratorio de Ensayos Materiales. Entre otras cosas, se proyectaba reforzar la integración del laboratorio con otras áreas del Gobierno, especialmente con Desarrollo Urbano, Espacio Público y la Agencia de Control Gubernamental, a la vez de potenciar el trabajo del laboratorio y de los profesionales que ahí se desempeñan. Era intención, por aquel entonces, que todos los materiales que se utilicen en el Gobierno y en el espacio público tengan un control de calidad exhaustivo que permita seguir mejorando los servicios que ofrece la Ciudad a sus vecinos.  

Funciones del LEM

El LEM se estructura en cuatro Laboratorios: Resistencia de Materiales, Química, Física y Fuego. Entre las disposiciones que se le adjudican se destacan: contralor de estructuras de hormigón; aprobar el uso de materiales, elementos y métodos de construcción no tradicionales; revisar normas técnicas y municipales sobre materiales e instalaciones. 

Además, se encarga de testear la resistencia de materiales como baldosas u hormigon, realizar ensayos de alta tensión  y de controlar equipos eléctricos. Una de las funciones que mantenía hasta este año era controlar matafuegos.