Con afán de ser claro y evitar posturas exaltadas, sigue un recorrido que va desde el mito de origen de los hombres de ideas -la intervención del escritor francés Émile Zola en lo que se conoce como el affaire Dreyfus-, hasta las últimas décadas, cuando la irrupción de los medios masivos y la presunción del fin de la historia llevaron a pensar que eran una especie en extinción. En el medio, las ideas de Marx, Gramsci, Said, Mannhein, Bourdieu, Bauman, entre otros, son analizadas atendiendo a sus concepciones sobre el vínculo de los intelectuales con las clases dominadas o su pertenencia a las clases dominantes, su mayor o menor capacidad para impugnar el poder político, la importancia de su compromiso o su prescindibilidad.

En esta nueva edición de un trabajo ya clásico, el autor demuestra que el papel público de los hombres y las mujeres de pluma sigue interesando, y que no puede ser pensado por fuera del contexto social y las tradiciones culturales. También que, aun cuando el curso de la historia se haya revelado incierto y enigmático, el intelectual público tiene algo para decir en un ambiente democrático: ya entrado el siglo XXI, su palabra no posee valor profético, pero puede animar la discusión de su comunidad si se rehúsa por igual al consenso complaciente y a las simplificaciones, sean las del mesianismo político o las del discurso mediático.