Una presidenta dos veces electa, 3 ministras ((Nilda Garré en Seguridad, Débora Giorgi en Industria y Alicia Kirchner en Desarrollo Social), y 117 legisladoras nacionales, componen hoy un panorama impensado décadas atrás. Si bien, el voto femenino decretado en 1947 permitió a las mujeres elegir sus candidatos, aún continuaba restringida su posibilidad de ocupar cargos públicos. Esta lucha llevó varios años, y tuvo sus frutos recién a comienzos de los 90´.  

María Teresa Morini (primera diputada por la Unión Cívica Radical electa en 1973) impulsó durante años la participación de las mujeres en el gobierno y fue quien, junto a María Florentina Gómez Miranda y Margarita Malharro de Torres, promovieron la sanción de la Ley de Cupo Femenino (24.012) en 1991, que establece la participación de un mínimo del 30% de mujeres entre los candidatos a cargos legislativos. A sus 99 años, Morini contó su experiencia a gestiónpublica.info: La pelea por el cupo femenino fue permanente en mi vida, arrancó.

El primer antecedente de su lucha por la igualdad de género tuvo lugar cuando ella era muy chica: Yo nací en 1912, en la ciudad de Córdoba. En aquella época las mujeres no tenían derechos civiles y mucho menos políticos. Cuando tenía dos años, mi padre viajó a Italia a luchar en la Primera Guerra Mundial, dejando a cargo de mi madre un negocio de ramos generales muy importante, pero lleno de deudas. Mamá habló con los acreedores para que le permitan pagar las deudas en cuotas. Todos los privados le aceptaron, pero desde el Banco de la Nación, al que le debía $ 20 mil (el valor dos casas), le dijeron que no le podían dar posibilidad de pago porque era mujer y no significaba nada para la entidad.

Luego, en la secundaria, decidió formar un centro de estudiantes mixto: A la mañana iban los varones y a la tarde era el Liceo de Señoritas. Cuando se nos ocurre hacer el centro, los muchachos de quinto año nos hicieron la contra y se presentaron solos a la elección. Yo logré convencerlos diciéndoles que ‘ellos eran hombres y que no se tenían que dejar llevar por las narices’. Con su apoyo, ganamos y quedé como vicepresidenta del centro estudiantil.

Mientras estudiaba derecho, Morini comenzó a trabajar en la justicia pero, ya como abogada, continuaban sin nombrarla ni siquiera como escribiente ad honorem: No me nombraban titular por ser mujer, opinó. Luego, con el apoyo del juez Oscar Orgaz (un vecino de la infancia) logré obtener un cargo y llegué a ser la primera secretaria judicial del país.

Retirada de la justicia, Morini comenzó a dedicarse tiempo completo a la política. La eligieron como legisladora provincial entre 1963 y 1966 y desde 1973 hasta el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, fue electa Diputada nacional. Luego, con la vuelta de la democracia, se desempeño en varios cargos públicos.

Su propia experiencia la llevo a comprender que en los lugares donde hay que hacerse ver, son todos hombres: mientras no existiera una cuestión obligatoria, a la mujer le iba a costar mucho llegar a esos cargos, sostuvo. Con la Ley de Cupo Femenino en mente, Morini se reunió con otras diputadas a discutir el proyecto. La batalla se dio en todo el arco político, incluso dentro de la UCR.

Finalmente, a fines del 80´ la cámara Alta le dio media sanción al proyecto y dos años más tarde lo aprobaron en Diputados. En la actualidad se avanzó mucho, pero no me gusta que vuelven de nuevo las ‘amistades’. No digo que sea en todos los casos, pero siento que se ha vuelto a avanzar en eso, concluyó Morini. 

En cifras

Antes de la Ley, las mujeres representaban sólo el 5,4% de la cámara Baja y el 8% del Senado. Según un Informe de la Fundación Directorio Legislativo, el porcentaje más alto de representación femenina en Diputados se logró en el período 2008- 2009 con el 40%, registrándose una disminución en los dos últimos períodos.