Los años sesenta inauguraron una experiencia de radicalidad política compartida, por primera vez, a escala universal. En ese contexto, el estallido obrero-estudiantil en la Francia de 1968 hacía renacer el sueño de la revolución en el primer mundo. Ese episodio dio pie a infinidad de interpretaciones que se superpusieron a lo largo de cincuenta años y que colaboraron en convertir Mayo del 68 en un mito pero también en una caricatura de sí mismo.


En este libro, la socióloga Lucía Álvarez toma el quincuagésimo aniversario como una excusa para analizar el lugar icónico de Mayo del 68 en un año marcado por levantamientos juveniles en todo el mundo y el surgimiento de nuevos movimientos sociales, como la lucha por la igualdad racial y el feminismo. Y en particular, se pregunta por la forma en la que fue leído en una Argentina atravesada también por el espíritu de la época, por una fe en la política y en las transformaciones radicales que luego devino en desilusión y desencanto.