En la CABA, como era de esperar, se impuso el macrista Horacio Rodríguez Larreta con un 45,6 por ciento, y el dato relevante fue la victoria de su fórmula en las 15 comunas porteñas. Hubo festejo en el búnker del PRO, pero también un dejo de decepción que se generó a partir de la ilusión y los boca de urnas propios que los daban ganadores con el 50 por ciento de los votos, lo que hubiera evitado la segunda vuelta con el ECO de Martín Lousteau, ahora convertida en la segunda fuerza de la Ciudad con un 25,6 por ciento de los votos, delante de la lista del FpV que lideraba Mariano Recalde, y que obtuvo el 21,7 por ciento. La diferencia, no contemplada en las encuestas ni las cuentas del PRO, fue que tanto la segunda como la tercera fuerza lograron el domingo pasado levantar aproximadamente en tres puntos los pisos obtenidos en las últimas PASO. En términos de bancadas, se confirmó que el PRO, que ostentaba 29 perdió una, ECO ganó 5 para sumar 14, el FpV perdió 4 y en la nueva composición de la legislatura porteña sumará 13. Mientras que, por afuera de esta fuerzas, se reparten 5 escaños, de los cuales los partidos de izquierda, que en estas elecciones duplicaron su caudal de votos Luis Zamora sorprendió arañando el 4 por ciento, y Myriam Bregman, del FIT, el 3,1-, se quedarán con 3, y Bien Común y el Frente Renovador mantendrán uno cada uno.

En dos semanas los porteños deberán elegir entre Larreta y Lousteau quién será el próximo Jefe de Gobierno. Aunque matemáticamente el ex ministro de economía y ahora opositor se anime a soñar, la diferencia del orden de los 20 puntos hacen improbable un revés para el candidato del PRO. Algo que ha ocurrido en otras latitudes. Para que eso ocurra, los votos del FpV deberían volcarse a granel sobre la lista de ECO que lidera la ferviente opositora Elisa Carrió-, algo que hasta altura resulta difícil, por no decir imposible, de concebir.  

El hecho de que Larreta no lograra atravesar la barrera del 50 por ciento, que le hubiera asegurado el triunfo en primera vuelta, puede leerse con un pequeño revés en las aspiraciones presidenciales de su mentor, Mauricio Macri, ayer presente en los festejos con un mensaje que tenía más de marketing que de reflejo político. Esto que ocurre en la ciudad tiene que ver con algo mucho más grande que sucede ahora en todo el país por la vocación del cambio, apuntó el actual Jefe de Gobierno, quien destacó además la implementación, sin dudas exitosa, del voto electrónico en la Ciudad.

Sin embargo, la idea de cambio a favor del PRO en otras jurisdicciones no tuvo correlato con la realidad. En la provincia de Córdoba, por caso, como ocurre desde hace 16 años, volvió a ganar el oficialismo que lidera el actual gobernador Juan Manuel De la Sota, precandidato por la Coalición UNA en disputa con Sergio Massa, del Frente Renovador. El candidato del delasotismo, Juan Schiaretti (con un parcial de 38,2 por ciento), en una elección con recuento lento, lentísimo de votos, superaba por 5 puntos al candidato radical Oscar Aguad (33,6%) que era acompañado por el PRO, que llevaba como cara visible al ex árbitro Héctor Baldassi, y el partido de Luis Juez. Mientras que el candidato del FpV, Eduardo Accastello, de Córdoba Podemos, se quedó con el tercer lugar, lejos, con un 18,5 por ciento, incluso por debajo de lo que le daban las encuentras previas. El resultado en esta provincia demostró que no siempre la sumatoria de las partes se traslada directamente al todo y echó por tierra la ilusión del macrismo de un resultado contundente que le diera mayor impulso para la presidenciales a su líder político, que en la mayoría de las encuestas parece estancarse.

Cómo mínimo curioso fueron los agradecimientos de Schiaretti, que incluyeron a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien se había comunicado para felicitarlo por el triunfo, al gobernador Daniel Scioli y al intendente Ramón Mestre. De la Sota aprovechó el momento para apuntalar su candidatura, mientras Massa, también presente en el palco de los triunfadores cordobeses, se mostró en segunda línea. En su discurso, De la Sota apuntó contra Macri, quien esperaba en Córdoba la foto triunfal que había logrado en Mendoza. Lo llamó mal gobernante y mal líder político y remarcó que ayer sufrió una gran derrota en Córdoba, y luego se quejó la polarización trucha entre el FpV y el PRO que promueven ciertos medios. Córdoba ahora resiste la seducción engañosa de la derecha, nos quieren hacer creer que es la nueva política, pero es la política del reajuste de años anteriores, disparó el gobernador.

También se impuso el oficialismo en Corrientes, en las únicas elecciones de término medio, donde no estaba la gobernación en disputa sino la conformación de las cámaras provinciales, y en un contexto de polarización entre el radicalismo del gobernador Ricardo Colombi, que sumó el apoyo del Frente Renovador, y el FpV liderado por el intendente capitalino Fabián Ríos. Al cierre de esta nota, la Alianza Encuentro por Corrientes (ECO) alcanzaba poco más del 49 por ciento de los votos y ganaba con una diferencia de 16 puntos sobre el FpV que sumaba poco más de 34 por ciento. Con estos números, ECO se adjudicaba 8 de las 15 bancas en diputados, y 3 de las 5 en juego de senadores.

El kirchnerismo, por su parte, pudo festejar en La Rioja, donde Sergio Casas, candidato del FpV y del gobernador Luis Beder Herrera, fulminó la expectativas del radicalismo, encabezado por Julio Martínez, de poner fin a la hegemonía peronista que concentra el poder desde el regreso de la democracia. Ya con el 62 por ciento de los votos escrutados, el FpV alcanzaba el 57,1 por ciento contra el 42,8 del candidato radical de Fuerza Cívica Riojana, que en las primeras horas de la tarde de ayer había anunciado estar ganando en el total provincial y en la intendencia de la capital riojana. Por la noche, el gobernador Beder Herrera -acompañado por la fórmula presidencial del kirchnerismo: Daniel Scioli y Carlos Zannini, y otros candidatos fuertes del FpV como el secretario general de la Presidencia, Eduardo de Pedro, el jefe de Gabinete y precandidato a gobernador bonaerense, Aníbal Fernández, y el candidato al Parlasur, Jorge Taiana- anunciaba la victoria y la calificaba como importante para el país debido a que en su provincia los vencedores representan el proyecto nacional. El FpV ganó todas las intendencias de La Rioja, incluida la Capital y Chilecito, las ciudades más importantes.

Donde no ganó el oficialismo, como para confirmar la excepción a la regla fue en La Pampa, donde se impuso el senador y candidato del peronismo tradicional Carlos Verna sobre Fabián Bruna, de Compromiso Peronista, quien era respaldado por el gobernador Oscar Jorge, quien por su parte se impuso en los comicios para candidato a intendente de Santa Rosa. Con el 80 por ciento de las mesas escrutadas, en una elección que no tiene carácter obligatorio por tratarse de una interna pero de la que participó el 80 por ciento del padrón habilitado-, Verna se imponía con el 58 por ciento de los votos sobre Bruna (36%). Y así su fórmula competirá con otras seis en las elecciones generales del próximo 25 de octubre. Siempre dijimos que el que perdía debía a acompañar y eso es lo que por lo menos yo voy a hacer, dijo Bruna al admitir la derrota frente a la fórmula sostenida por el cuatro veces gobernador de la provincia, Rubén Marín.

Mientras en Grecia, los helenos respaldaban en un 60 por ciento el No a las políticas de ajustes y recortes propuestas por el FMI, algo que fue festejado frente a la prensa por parte del ministro de Economía y candidato diputado por el FpV Axel Kicillof, y las bolsas de Europa arrancaban el día a la baja como consecuencia del resultado del referéndum griego, los argentinos tienen nuevas herramientas para analizar en materia de política y alianzas electorales en el ámbito nacional. Por ahora, no hubo grandes sorpresas ni resultados que catapulten candidaturas por los cielos, como las fuerzas opositoras esperaban. Los oficialismos han conservado el dominio en sus feudos y, de cara a las primarias del 9 de agosto y a las presidenciales del 25 de octubre, los candidatos y precandidatos a la presidencia de las distintas fuerzas políticas tendrán que seguir trabajando duro en la espinosa carrera hacia la Casa Rosada.

(*) Sociólogo y periodista.