Rafael Levy era el dueño del predio donde funcionaba el boliche República de Cromañón, solo que no estaba a su nombre, sino que figuraba como una empresa offshore radicada en el exterior. Levy, además, es un inversor inmobiliario y empresario textil, a quien se le descubrió que mantuvo abierto un prostíbulo en la misma manzana de la masacre. Juzgado y en libertad condicional, se conoció a través de una investigación del periodista Lucas Schaerer que en un sótano al que se accedía desde el boliche funcionaba un taller textil clandestino.

Tras el cierre de la causa penal de la tragedia, la justicia le devolvió la propiedad del inmueble a Nueva Zarelux SA, propiedad de Levy.

Por supuesto, el reclamo de los padres de las víctimas y sobrevivientes de la tragedia del 30 de dicembre de 2014 no se hizo esperar. A fines de enero familiares, amigos y sobrevivientes de la masacre de Cromañón se movilizaron hacia la Jefatura de Gobierno, con intenciones de entregarle un petitorio a Horacio Rodríguez Larreta. Sin embargo, no fueron atendidos por el Jefe de Gobierno.

Pero esta no es la primera vez en la que se pide por la expropiación del boliche. Otro grupo de familiares -que integran la asociación "Familias por la Vida"- ya lo pidió. Lo hicieron en la Legislatura.

Ese espacio lo tiene que manejar el Estado porque así como son estatales todos los centros de detención clandestinos, los padres un día ya no vamos a estar y ese lugar debe seguir vivo para mostrar una historia que no se puede volver a repetir, le dijo a Gestionpublica.info la titular de la ONG Familias Por la Vida, Nilda Gómez, y mamá de Mariano Benítez, uno de los 194 fallecidos.

Obviamente tiene que haber intervención de las organizaciones de víctimas de Cromañón que tienen responsabilidad jurídica. Proponemos una administración tripartita, pero tiene que haber alguien que sepamos que va a seguir sin importar que gestión esté en el Gobierno, completó Gómez.

Un espacio de memoria no es simbólico, es algo importante. Así como vimos que se recuperaron espacios donde la gente fue aniquilada, también tenemos que considerar a Cromañón como una trampa mortal que estaba abierta por ineficiencia y corrupción de Aníbal Ibarra, analizó la mamá de Mariano, y en ese sentido recordó que en ese momento no existía el control. Ibarra había desarmado todo el poder del cuerpo de inspectores. Habilitaban todo lo que se ponía adelante y dejó a cargo del área a una maestra jardinera amiga de su hermana, sin criterio de preparación e idoneidad, agregó.

En cuanto a la conducción del lugar en caso de conseguir la expropiación, Nilda adelantó que hay que tener orden y seriedad. Nosotros venimos trabajando hace tiempo y eso nos da la autoridad para querer participar en la administración. Pero no decimos que vamos a ser la administración ni a tomar decisiones, será entre todos, y continuó: Para llevar adelante la memoria se necesita constancia y trabajo. Hay que tener el alma allí y hay mucha gente que la tiene ahí porque no se ha podido despegar.

Por último, Nilda reiteró que ese espacio debe ser recuperado porque ahí están las marcas de los chicos. Cromañón duele y seguirá doliendo. No puede quedar en manos de un particular que tuvo injerencia en la muerte de nuestros hijos, concluyó.