Un informe oficial reveló que hubo un recorte en las transferencias destinadas a las universidades nacionales durante el primer año de la actual gestión.

El dato aparece en la cuenta de inversión 2016, es decir, en la rendición del presupuesto que hizo el propio Poder Ejecutivo.

A fines del mes pasado, la Auditoría General de la Nación (AGN) cumplió con el mandato constitucional de analizar esa rendición y emitir un dictamen que, en este caso, fue “favorable con salvedades”.  

Pero más allá de por qué el organismo de control opinó de esa manera, en este caso se hará un recorte sobre el inciso 5 del presupuesto, llamado Transferencias, y su apartado dedicado a las casas de altos estudios.

En primer lugar, convendría definir qué es una transferencia en materia presupuestaria: bajo esa nomenclatura se agrupan todos los envíos de fondos que no suponen contraprestación ni reintegro por parte de los beneficiarios.

Las transferencias son fondos que se envían, por ejemplo, para pagar jubilaciones y pensiones.

¿Y qué peso tienen en la administración? Siempre según la cuenta de inversión, en 2016 las transferencias representaron el 69% de los gastos totales del presupuesto nacional ($ 1,48 billones sobre $ 2,13 billones), y sirvieron para financiar, por ejemplo, las prestaciones correspondientes a la seguridad social, es decir, el pago de jubilaciones y pensiones.

Cayeron las transferencias para las universidades

¿Qué pasó con los fondos para las universidades?

Según la cuenta de inversión, en 2016 la Nación transfirió a las casas de altos estudios unos 64.980 millones de pesos.

El monto está un 28,2% por encima del dinero que se destinó en 2015.

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¿Y entonces por qué se habla de recorte? Es que esa mejora se dio en términos nominales: es decir, las universidades efectivamente recibieron más dinero de un año a otro, pero si se analiza el incremento en términos reales, incorporando elementos como la inflación y el poder de compra, puede advertirse que, en realidad, “la partida disminuyó un 9,1%, dijo la AGN.

Ocurrió, por ejemplo, con la Universidad de Buenos Aires: en rigor, la UBA fue la mayor beneficiaria del aumento de las transferencias, al pasar de casi $ 8 mil millones en 2015 a algo más de $ 11 mil millones en 2016, pero esa variación nominal -del 39,9%- fue negativa en un 0,8% si se la mide en términos reales

El análisis de la AGN sobre la cuenta de inversión incluye un cuadro con el desagregado de todas las universidades nacionales. 

Cayeron las transferencias para las universidades