En julio de este año, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) publicó un informe en el que intentó verificar si las observaciones hechas en un trabajo de 2006 habían sido regularizadas, o no. Las dependencias auditadas fueron las Direcciones Generales de Habilitaciones y Permisos, y la de Fiscalización y Control. El tema en cuestión es el funcionamiento de los jardines maternales porteños.

Tomando como base la auditoría de 2006, “solamente el 12% de las observaciones efectuadas a la Dirección de Habilitaciones, y el 28% de (las que se hicieron a) la Dirección de Fiscalización, han tenido un avance satisfactorio”, dice el informe, lo que significa que, de cada diez irregularidades detectadas por la AGCBA, estas dependencias resolvieron un promedio de dos.

Las observaciones generales del informe de 2006 estaban relacionadas al “bajo nivel de confiabilidad de la información suministrada” por las Direcciones, y la “inexistencia de coordinación y procedimientos conjuntos en las tareas de habilitación e inspección” de los jardines maternales. Por su parte, las falencia que se arrastra sin solución desde hace más de dos años es que no existen los mecanismos necesarios para detectar los jardines maternales que funcionan sin habilitación. La AGCBA aclara que la “única herramienta” que garantiza encontrar esos centros son las “inspecciones por barrido” en las calles de la Ciudad,  pero que “la implementación de este tipo de operatoria se encuentra en un grado de avance incipiente”. Además, se destaca la “imposibilidad” de detectar cuántos trámites de habilitación y control esperan ser resueltos: “A julio de 2007 se encontraban pendientes 77.193 actuaciones”, puntualiza la Auditoría. En cuanto al personal, la Dirección de Habilitaciones dice que tiene más agentes en verificadores de permisos de los que figuran en la página web del Gobierno porteño.

Con este panorama, la Subsecretaría de Control Comunal decidió el 8 de marzo de 2007 crear una Delegación que estuviera integrada por un representante de cada Dirección para “fijar pautas que tiendan a eliminar las diferencias y conflictos que puedan surgir”, relata el informe y completa: “Sin embargo, no se pudo constatar la creación formal ni el funcionamiento real de la (nueva) Delegación”.

Así, la Auditoría de la Ciudad comprobó que un jardín maternal funcionaba sin tener la documentación que acredite su habilitación, y que otros dos trabajaban con permisos provisorios.